Científicos del MIT han creado un método para convertir la electricidad en luz y acelerar la velocidad de los chips.
Tal vez al grafeno aún le queda para que veamos sus propiedades prodigiosas de forma extendida. Entrar en el mundo comercial es un paso exigente y el material tiene que estar perfectamente preparado para ello, tanto en lo que se refiere a cualidades como a producción y costes. Pero lo cierto es que mientras estos aspectos avanzan, laboratorios de todo el mundo se afanan en investigar nuevas formas de tratar el grafeno para hacer virguerías técnicas.
Una de estas últimas virguerías es la que sale del MIT, financiada por el ejército de Estados Unidos, investigadores de este centro académico y de otras universidades han descubierto una nueva forma de convertir la electricidad en luz que podría dar lugar a circuitos electrónicos basados en la luz en lugar de en electrones, que podrían formar parte de dispositivos altamente compactados. En comparación con los chips actuales, los que provengan de este nuevo desarrollo serían un millón de veces más rápidos, según los investigadores.
Por el momento se trata de una investigación teórica, con lo que aún queda tiempo hasta confirmar los resultados de forma práctica. Pero los científicos se muestran convencidos de que el grafeno se puede utilizar para reducir la velocidad de la luz por debajo de la de los electrones. En este punto se produce un efecto que da lugar a un haz intenso de luz al que los científicos han llamado ‘optic boom’, por asociación con ‘sonic boom’ o explosión sónica.
Una explosión sónica es aquella que se produce cuando un cuerpo, pongamos un avión, atraviesa la barrera del sonido. Este momento en el que un avión comienza a moverse más rápidamente que el sonido da lugar a una variación de las ondas que libera una gran cantidad de energía de golpe. Lo que ocurre en las entrañas del grafeno se puede equiparar en cierta manera a este fenómeno.
Los científicos resaltan que el grafeno tiene la capacidad –bajo ciertas circunstancias– de hacer que la velocidad de los electrones supere a la de la luz. Lo que ellos llaman plasmones (oscilaciones mínimas de los electrones) alcanzan una velocidad unas cuantas cientos de veces menor que la velocidad de la luz cuando no tiene limitaciones.
El ‘boom óptico’ aprovecha esta característica del grafeno. Los electrones que se mueven a una velocidad cientos de veces menor que la de la luz se emplean para mover y almacenar información, de tal forma que se aceleran todos los procesos.
Imágenes: redegalegadebiomateriais y MIT