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Hologramas gigantes con fines educacionales

Dos doctores de Reino Unido han creado un método para proyectar hologramas con el fin de apoyar el estudio de la anatomía y facilitar el aprendizaje de los alumnos.

¿Qué utilidad tiene una representación tridimensional de un tamaño mayor que el de un ser humano? Si tenemos en cuenta que se trata de un modelo de la realidad y que sus dimensiones han sido exageradas de largo, una de las respuestas más obvias es: mostrar algo que no se ve bien a simple vista. Esta intención es la que ha movido a dos jóvenes doctores de Reino Unido a crear un sistema para emitir hologramas gigantes que reproducen órganos y partes del cuerpo humano. Afirman que su proyecto puede revolucionar la enseñanza de la anatomía, y tal vez podría dar el salto a otros campos.

El doctor Kapil Sugand y el doctor Pedro Campos, quienes trabajan en el Hospital de San Jorge, que colabora con la Universidad de Londres de San Jorge, han inventado un sistema de gráficos en 3D pensado para facilitar la enseñanza de la medicina. Argumentan que con el holograma de un riñón de 4 metros se pueden demostrar aspectos que de otra manera requieren de abstracción y en los que se pierde exactitud con la enseñanza habitual.

No cabe duda de que una representación holográfica constituye un recurso educativo significativamente más aprovechable –tanto por alumnos como por profesores– que una diapositiva de Power Point. Los creadores del sistema han orientado la tecnología especialmente hacia conferencias, y concretamente en el campo de la anatomía. La explicación sobre cómo funciona un determinado órgano o qué ocurre cuando surge un tumor se torna más visual y divulgativa.

Tecnología orientada a la formación

Realmente las imágenes no son hologramas desde el punto de vista óptico. Se basan en una técnica ilusoria llamada Pepper’s Ghost, que utiliza cristal y papel de plata, junto con una determinada técnica para proyectar la luz que hace aparecer las animaciones en el aire. De momento han invertido su tiempo y 10.000 libras (en torno a 11.600 euros) en crear un catálogo de representaciones de diferentes partes del cuerpo humano, así como una secuencia que muestra el desarrollo de la malaria.

El sistema ofrece un método sencillo para representar la complejidad del cuerpo humano de forma que un ponente pueda demostrar durante una conferencia el funcionamiento de procesos internos en órganos o la progresión de enfermedades. Los estudiantes de una clase tendrían la oportunidad de ver los conocimientos con más claridad. Además, el tiempo de las sesiones se reduciría, ya que serían necesarias menos explicaciones y éstas serían más efectivas.

Las representaciones holográficas creadas por estos dos doctores tienen potencial más allá de la enseñanza de la medicina. En diversos tipos de ingeniería, donde se utilizan modelos tridimensionales creados en la pantalla del ordenador, este tipo de animaciones en 3D apoyaría el estudio de los sistemas. Mostrar lo que ocurre en las reacciones químicas, el funcionamiento de un ecosistema o una visualización de las migraciones de población durante un periodo histórico son ejemplos de las posibilidades que podría tener esta tecnología.

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