Supliendo con tecnología las carencias educativas en el mundo

El CES (Consumer Electronic Show), que lleva marcando tendencia en la industria electrónica desde hace décadas, es un escenario para novedades en tecnología de consumo e innovaciones no tan comerciales que dejan con la boca abierta a los asistentes. Entre todo ese maremágnum de expositores, productos y demostraciones, hay una organización sin ánimo de lucro que reclama su lugar. La atracción de su propuesta no está en el dispositivo fabricado sino en el uso para el que fue creado.

One Laptop Per Child (OLPC) ha presentado en el CES 2013 su tableta XO Tablet, una suite de aplicaciones educativas, XO Learning System , y la cuarta generación de sus ordenadores portátiles baratos, XO-4. Con esta propuesta la organización sin ánimo de lucro pretende llegar a las aulas con mayores carencias de recursos y a los niños menos favorecidos.

No solo el carácter soñador de la iniciativa la convierte en destacable. También su viabilidad y la expansión que está llevando a cabo hacen de OLPC un proyecto útil. Lejos de anclarse en el campo de la teoría, la organización ha apostado por el pragmatismo, llevando a cabo una labor de difusión de sus portátiles en lugares donde las escuelas no se pueden permitir equipos caros.

El paquete de aplicaciones XO Learning System pretende estimular el interés del usuario por diferentes disciplinas. OLPC ha llamado ‘sueños ‘ a varios programas que tienen la misión de iniciar al niño –el software está pensado para una edad de entre 3 y 12 años– en el trabajo de un científico, de un artista o de otras profesiones que abarcan distintas áreas de conocimiento. El objetivo es atraer la atención de los pequeños con el reclamo “de mayor quiero ser…” y hacer volar la imaginación. Se trata de una forma interesante y accesible de presentar la información de las materias, buscando generar curiosidad, una base importante para cualquier aprendizaje.

“El reto en informática y la educación es utilizar la tecnología para desarrollar nuevas formas de aprender para los niños”, menciona Giulia D’Amico, jefa de diseño de XO Learning, para resumir la filosofía de OLPC. Las posibilidades que ofrece el abaratamiento de los equipos electrónicos y la adaptabilidad del software en dispositivos móviles son dos factores esenciales para favorecer el aprendizaje en zonas con pocos recursos.

Las herramientas digitales apoyan el aprendizaje gracias a la accesibilidad que proporcionan al material o la comunicación que facilitan. Pero estos medios se han ampliado con los dispositivos móviles, que constituyen instrumentos atractivos para el obtener formación en múltiples disciplinas. Sus opciones multimedia, así como la interacción que favorecen, los convierte en una fuente de conocimientos accesibles para todos los públicos, incluidos los más pequeños. De hecho, hay muchas aplicaciones educativas o que directamente pueden utilizarse para aprender, aunque no sea esa su intención original.

Han pasado más de siete años desde que el ya ex- secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan amparara el primer prototipo de portátil de 100 dólares de OLPC, presentado unos meses antes. El docente del MIT (Massachusetts Institute of Technology), Nicholas Negroponte, uno de los ideólogos e impulsores del proyecto, proponía habilitar una buena educación para los niños como instrumento para resolver problemas más complejos y extendidos en el mundo.

Aún se trataba únicamente de un prototipo, pero con el paso de los años ha ido materializándose. A pesar de que todavía no se ha llegado a esta meta, la cuarta generación del portátil ha sido presentada, lo que da idea del éxito de las anteriores. Por algo más de 200 dólares (153 euros) constituye una propuesta atractiva. Aunque la iniciativa de OLPC va más allá, pues desde que se puso en marcha ha servido como toque de atención a las compañías. Tanto es así que Google ha presentado su propia apuesta para el sector educativo y ha logrado tener disponible un portátil por 99 dólares (76 euros).

Finalmente ha sido una compañía comercial la que ha logrado el objetivo perseguido por OLPC, pero sin la difusión que ha tenido su iniciativa es difícil que nadie planteara construir un ordenador con esta mentalidad. Si bien las condiciones son limitadas, Google ofrece a los profesores que presenten solicitud y proyecto un modelo Chromebook, fabricado por Samsung, y cuyas versiones para venta al público cuestan más caras. Las características de este dispositivo lo hacen adecuado para lugares con pocos recursos, ya que se trata de una máquina potente a un precio muy bajo. La única particularidad es que al ser su sistema operativo Chrome OS basado en la nube es necesaria una conexión a la Red.

Hardware barato para nutrir las escuelas

Un ordenador puede constituirse en una herramienta básica para el aprendizaje y la enseñanza, en las dos direcciones. Tanto es así que la asignatura de ‘informática’ está desfigurándose y en algunos lugares ya se empieza a impartir ‘programación’, como en las escuelas de Estonia. Esto ocurre porque lo que antes era un objeto de estudio se ha convertido en una herramienta cotidiana, sólo que con muchas posibilidades que pueden ser aprovechadas para formación.

A lo largo de los últimos años ha proliferado el hardware low cost. India presentó su prototipo de una tableta en julio de 2010. El Aakash, basado en Android, costaba 1.500 rupias (unos 27 euros). La distribución del producto fue escasa pero a finales de 2012 el gobierno indio ha vuelto a la carga con la segunda generación del dispositivo, mejorado y con un precio apenas superior (unos 30 euros). Por el momento está previsto que se repartan 100.000 unidades en colegios y universidades.

Si el Aakash está considerado como la tableta más barata del mundo, hay otros dispositivos que han entrado en el elenco de los ordenadores más económicos (y pequeños). Uno de ellos es BeagleBone, una mera tarjeta en la que han de incrustarse todos los periféricos, con un precio de 89 dólares (68 euros). Funciona con Android o Linux y está construido sobre un procesador ARM. Raspberry Pi (unos 27 euros) es otra opción, consistente también en una placa que integra todos los componentes básicos. Su fabricante es la fundación del mismo nombre y el objetivo, de nuevo, es servir para la enseñanza.

Como demostró un equipo de investigadores de la Universidad de Southampton, en Reino Unido, estos dispositivos baratos pueden servir para algo más que configurar un ordenador al uso. Utilizando 64 Raspberry Pi, con una tarjeta SD de 16GB cada uno, unidos por piezas de Lego, los científicos lograron crear una supercomputadora. Esta máquina, que costó algo menos de 2.500 libras (3.070 euros), supone una forma económica para estudiar fenómenos que sólo pueden analizarse con una potencia de computación muy desarrollada (y generalmente muy cara).

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