La combinación de las tecnologías de conducción autónoma, la propulsión eléctrica y el uso compartido de los vehículos podría reducir en un 80% las emisiones de carbono para el año 2050.
Imagínese conducir un automóvil autónomo acompañado por otros dos viajeros a primera hora de la mañana. El motor eléctrico tarareando mientras surca la ciudad a través de un tráfico fluido y con espacio suficiente para aparcar. Su mayor preocupación, entonces, sería pagar un par de euros por el viaje para llegar al trabajo puntual.
Esa sensación de ligereza en sus desplazamientos, habitual durante el estío en las grandes y deshabitadas urbes, podría alcanzarse en épocas de mayor tránsito en el interior de las capitales. La industria del automóvil y sus investigadores aprecian ya en el horizonte esta visión, hasta ahora utópica, del transporte. De esta manera, podrían eliminarse casi todas las emisiones de carbono que produce el sector de transporte.
Menos contaminación para 2050
Dentro del informe “Three Revolutions in Urban Transportation”, encontramos que la superposición de las tres tecnologías aplicadas a los vehículos – la conducción autónoma, la propulsión eléctrica y los desplazamientos compartidos – podrían reducir las emisiones de carbono en un 80% en todo el mundo para el año 2050.
Los investigadores del Instituto de Políticas de Transporte y Desarrollo de la Universidad de California en Davis, presentaron su visión de cómo cada nuevo desarrollo de estas tecnologías podría cambiar las emisiones de carbono en todo el mundo. «Cada vez está más claro que las tres revoluciones están llegando a su madurez», dijo Lewis Fulton, co-director del Instituto de Estudios de Transporte de UC Davis y autor principal del informe. «Es hora de que todos nosotros, ya sean investigadores, políticos, incluso el público en general, pensemos más profundamente. En 10 años, puede ser demasiado tarde para cambiar la trayectoria. Es el momento de averiguar cuál es la mejor trayectoria refiriéndose al impacto negativo que provoca la emisión constante de gases nocivos a nuestra atmosfera.
Mientras tanto, algunos investigadores han sugerido que los coches autónomos podrían reducir emisiones al aumentar la eficacia de la conducción. Por otro lado, otro grupo de investigadores, incluyendo Fulton y sus colegas, proyectan que el uso de la energía y las emisiones de carbono aumentarían porque más gente viajará más lejos.
La reducción de emisiones sólo se produce cuando los vehículos están propulsados por energía electrica y se recargan de una red cada vez más limpia. «Tenemos que dejar de pensar que los automóviles de conducción automática serán automáticamente sostenibles», dijo Fulton. «Necesitamos políticas para asegurarnos de dirigir esta tendencia hacia la electricidad y la eficiencia».
Comparativa de los escenarios
El escenario más avanzado en el tiempo que presenta el informe exige un cambio de comportamiento en la población y en su manera de desplazarse por las ciudades. Aumentando el uso de vehículos con trayectos compartidos, los desplazamientos en transporte público, el ciclismo y el caminar reduciría los viajes en automóviles en más de la mitad de cara a 2050, incluso descendería el número de coches en casi tres cuartas partes. Esta combinación de las tecnologías generaría 0,7 gigatoneladas de emisiones de carbono anualmente para mediados del siglo, frente a las 1,7 gigatoneladas en el escenario intermedio, y las 4,6 gigatoneladas en el escenario actual.
En los Estados Unidos, el transporte ha superado al sector eléctrico como la principal fuente de emisiones de gases de efecto invernadero con un 30% de las mismas. El escenario más utópico presenta una reducción del 90% en 2050. Esta cifra sería equivalente al cierre de 172 centrales eléctricas que funcionan mediante la combustión del carbón en un año.
Fulton también reconoció que la modernización del sector del transporte requeriría de concienciar a la población sobre el apego que muchas personas tienen a sus medios de transporte individuales, por lo que los gobiernos desempeñan un papel crucial en la consecución de estos objetivos. El aumento de más viajes compartidos y el tránsito público fue el único escenario que se presentó como un camino para descender el calentamiento global en 2 grados Celsius.
