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Cuatro preguntas sobre la relación entre la carne y el cáncer

La OMS ha declarado que el consumo de carne procesada puede ser cancerígeno. ¿Qué significa este informe? ¿Cómo nos afecta?

La Organización Mundial de la Salud publicó un informe el pasado lunes en el que alertaba de que el consumo de carne procesada puede aumentar el riesgo de padecer cáncer colorrectal, además de otros tumores como el de próstata o el de páncreas.

El documento ha provocado una cascada de reacciones, y posiblemente muchos se han preguntado si el consumo de carne es seguro. Para resolver las dudas sobre el informe, planteamos una serie de interrogantes sobre la declaración de la OMS sobre la carne procesada. ¿Qué significan estas conclusiones? ¿Debemos modificar nuestros hábitos de alimentación?

¿Qué diferencias hay entre la carne roja y la procesada?

La propia Organización Mundial de la Salud explicaba en su informe que por carne roja se refiere a «todos los tipos de carne muscular de mamíferos, tales como la carne de res, ternera, cerdo, cordero, caballo o cabra». Por el contrario, la carne blanca es aquella derivada de animales como pollos, pavos y conejos. Los dos tipos de carne contienen una importante cantidad de proteínas, pero su diferencia principal estriba en el contenido de hierro que presentan. La OMS ha especificado que la carne roja es probablemente carcinógena para los humanos, por lo que la ha introducido dentro del grupo 2A, aunque también ha señalado que la evidencia científica es aún limitada.

La institución, sin embargo, ha señalado a la carne procesada como «culpable» del aumento del riesgo de padecer algunos tipos de cáncer. En este caso, la OMS define como carne procesada a alimentos de origen cárnico que hayan sido transformados a través de la salazón, el curado, la fermentación, el ahumado u otros procesos que mejoren su sabor o conservación. Las salchichas tipo frankfurters de los perritos, el jamón, la carne en conserva, la cecina o las salsas preparadas a base de carne son ejemplos de carne procesada.

carne procesada

¿Qué relación tienen la carne y el cáncer?

La OMS ha encontrado suficiente evidencia, tras considerar 800 estudios de los últimos veinte años, de que la carne procesada puede ser cancerígena. En particular, la entidad considera que el consumo de 50 gramos de carne procesada a diario aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18%. Además, este tipo de alimentos también se relacionarían con tumores como el de páncreas o el de próstata. Por este motivo, la OMS considera que la carne procesa debe ser incluida como «carcinógena para los humanos» en el grupo 1, junto a otros productos como el tabaco o el alcohol.

Esta declaración puede provocar una alarma generalizada, pero como señalan desde la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN), el documento de la OMS ha señalado un peligro, no un riesgo como tal. ¿Qué significa esto? Cancer Research UK lo ha explicado en su blog. Si la ciencia ha estimado que de cada mil personas de Reino Unido, 61 desarrollarán cáncer colorrectal en algún momento de su vida, aquellos que coman la menor cantidad de carne procesada presentarán un menor riesgo que el resto de la población. En otras palabras, aquellos que coman menos carne procesada tendrán un menor riesgo de desarrollar este tipo de tumores (56 casos por cada 1000).

Cancer Research UK también ha señalado que aunque la evidencia para la carne procesada es igual que para el tabaco, los riesgos son muy diferentes. En concreto, fumar se relaciona con el 86% de los tumores pulmonares, mientras que estos alimentos se asocian con un 21% de los casos de cáncer colorrectal. Por hacer otra comparativa: si la gente dejara de consumir cigarrillos, habría 64.500 casos menos de cáncer. Si lo hicieran con la carne roja y procesada, la organización británica estima que se reducirían en 8.800 casos los tumores. Pero habría otra diferencia importante: como analizaremos luego, la carne presenta un gran valor nutricional, algo que no sucede con los cigarrillos.

¿Qué tipos de cáncer se relacionarían con el consumo de carne?

Como ya hemos adelantado, el consumo de carne procesada se relacionaría con un incremento del riesgo de cáncer colorrectal. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), este tipo de tumores son los más frecuentes en España en ambos sexos. Además es el segundo cáncer con mayor mortalidad en nuestro país, después de los tumores pulmonares. La OMS también ha hallado evidencias de que el consumo de carne procesada se asocia con otros tipos de cáncer, tales como el de páncreas o el de próstata.

En el primer caso, no estamos ante un tumor con una elevada incidencia entre la población, sin embargo, se trata de un cáncer con una alta mortalidad. En cualquier caso, la OMS no ha dicho nada nuevo: existen estudios científicos desde hace años que relacionaban un elevado consumo de carne procesada con una mayor probabilidad de padecer este tipo de tumores. Por ello, el Dr.  Kurt Straif ha aclarado que “para un individuo, el riesgo de desarrollar cáncer colorrectal por su consumo de carne procesada sigue siendo pequeño, pero este riesgo aumenta con la cantidad de carne consumida».

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¿Debemos dejar de comer carne?

No. La carne es un alimento importante para nuestra dieta, pues contiene proteínas, hierro, zinc o vitamina B12. Es decir, la carne presenta un alto valor nutricional. Como explica AECOSAN, el informe de la OMS no debería tomarse de forma alarmista, ya que «es coherente con las guías nutricionales actuales». La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición ha manifestado también que debemos fomentar nuestro patrón de dieta mediterránea.

En otras palabras, la entidad apunta que debemos tomar carne roja y procesada de manera ocasional. Algo similar a lo que señala FESNAD, al comentar que limitemos el consumo de carnes magras a tres ocasiones a la semana y que se tome carne procesada de forma puntual. Todas las organizaciones afirman que una buena alimentación y la realización de ejercicio físico son claves para mantener un buen estado de salud.

Las advertencias lanzadas estos días deben hacernos mejorar nuestro estilo de vida, pero sin generar alarmismo. Al fin y al cabo, a medida que aumente nuestra esperanza de vida, también se incrementará el número de casos de cáncer, ya que es una enfermedad relacionada directamente con el envejecimiento. La mejora del diagnóstico y los tratamientos son fundamentales para la medicina, por lo que todo esfuerzo realizado en prevención -como ahora con el informe sobre la carne procesada- debe mejorar el cuidado de nuestra salud.

Imágenes | Nick Gray (Flickr), Stux (Pixabay), Valdavia (Wikimedia)

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