En los últimos 15 años, la comunidad internacional ha hecho un gran esfuerzo inspirando y promoviendo la participación de las mujeres y las niñas en la ciencia. Pero la desigualdad continúa imperando.
Frases machistas y separatistas como «los chicos son mejores en matemáticas», siguen sobreviviendo al tiempo. A pesar del gran reconocimiento de mujeres como Marie Curie, Ada Yonath o Ada Lovelace, la igualdad de género en la educación y en el reconocimiento científico lleva años de retraso.
La equidad en la Ciencia es esencial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), incluidos en la Agenda 2030. El objetivo tras la creación en 2015 de este día internacional no es otro que la realización de actividades que den visibilidad a la mujer y fomenten el interés de las niñas por la ciencia y la tecnología. La sociedad sigue enfrentándose a barreras que impiden que las mujeres participen plenamente.
De acuerdo con un estudio realizado en 14 países, la probabilidad de que las estudiantes terminen una licenciatura, una maestría y un doctorado en alguna materia relacionada con la ciencia es del 18%, 8% y 2%, respectivamente, mientras que la probabilidad para los estudiantes masculinos es del 37%, 18% y 6%. En EE.UU., a pesar de que, alrededor de la mitad de las mujeres realizan un doctorado, solo un 21 % obtienen plaza fija, tal y como revelan datos de la Fundación Nacional de la Ciencia de Estados Unidos (NSF).
Un estudio dirigido por Microsoft muestra que, aunque las niñas se interesan mucho en las materias científicas alrededor de los 11 años, tienden a perder ese interés a los 15 años. ¿Por qué? el secretario general de la ONU, António Guterres declaró: «Todo es culpa de una discriminación sistemática, las mujeres ocupan menos del 30% de los trabajos de investigación y desarrollo en todo el mundo».
Las principales razones son la actitud de los profesores, de los alumnos y de los padres respecto a la idea de que las mujeres se involucren en lo vulgarmente conocido como “carreras para hombres”, tales como ingeniería, tecnología, arquitectura, etc. Esto ocurre especialmente en regiones como África, tal y como reconoce un informe de la UNESCO.
Muchos expertos reconocen que el clima de trabajo y las motivaciones dentro y fuera de casa son parte del gran problema de la desmotivación científica en las niñas. Existe una creencia machista entre muchos profesores, que aseguran que «las niñas son intelectualmente incapaces de estudiar materias orientadas a tales tareas». Ana Cidre, desarrolladora de páginas y aplicaciones web, declara al respecto que «necesitamos un sitio seguro donde nos sintamos cómodas trabajando y aprendiendo. Las mujeres no van a eventos científicos porque se sienten incómodas, porque no hay otras mujeres. Tampoco sabemos muy bien el porqué, simplemente es algo inconsciente que pasa a diario». Existen ya diversos eventos de este tipo como, por ejemplo, el Gaming Ladies. Marina Amores, organizadora de la convención, defiende que a las mujeres del sector, cuando se encuentran en eventos mixtos, se les cuestiona e incluso se les ridiculiza.
Por su parte, el psicólogo Martin Bauer, del London School of Economics, reconoce que la conformidad con las expectativas sociales, los estereotipos y los roles género, y la falta de modelos siguen canalizando las opciones de carrera de las chicas.
A pesar de que se elija el 11 de febrero como reivindicación, los obstáculos culturales y económicos en la mayoría de los países, además de los fuertes estereotipos culturales, perjudican a las jóvenes a diario. De modo que si tienes hermanas, hijas, sobrinas o nietas deja que disfruten con las actividades propuestas por la organización 11 de febrero para conmemorar el Día Internacional de la niña y la mujer en la Ciencia y la Tecnología.
Imagen: 2010 FAWE