La inteligencia artificial de DeepMind vence al StarCraft II en una nueva gesta contra los mejores jugadores humanos. Es otro hito más en su currículum.
El triunfo en el juego Go fue el hito más sobresaliente. Al menos a nivel de resonancia. También fue el primer hito del programa Alpha de DeepMind. Las partidas, en total cinco, se disputaron en 2016.
El año escogido no era casual. Se cumplían 20 años de la primera partida entre Deep Blue y Gary Kasparov. Esa que ganó el mítico ajedrecista ruso. La siguiente, en 1997, la ganaría la supercomputadora de IBM. Los medios lo anunciaron a bombo y platillo. La máquina había ganado al hombre en un juego de pensar. Un juego cuya práctica al más alto nivel se consideraba un ejercicio intelectual reservado solo a las mentes más prodigiosas.
Pasaron dos décadas, sin embargo, hasta que una máquina pudiera ganar al mejor jugador de Go del mundo. Este es en realidad un juego mucho más complejo que el ajedrez para que lo domine un ordenador. Pero DeepMind arrolló a su contrincante, el surcoreano Lee Sedol.
El siguiente paso ha sido dominar diferentes disciplinas. Este paso ha llegado con AlphaZero, un programa capaz de vencer en el ajedrez, en el Shogi y en el Go a la vez. La inteligencia artificial fue capaz de triunfar sobre los mejores softwares en cada uno de estos juegos.
Y ahora DeepMind vence al StarCraft II. Un juego de estrategia siempre alabado por su complejidad, por el amplio abanico de opciones que ofrece a sus jugadores. Lo ha hecho a través de un programa orientado específicamente hacia este videojuego, AlphaStar.
Partida a partida
La victoria sobre los jugadores profesionales de StarCraft II –aunque no los mejores del mundo– supone un hito más en el camino de DeepMind. AlphaStar venció diez veces y solo perdió la última partida.
Los videojuegos como el StarCraft II son más complicados para las máquinas que los juegos de tablero, como el ajedrez o el Go. Los ordenadores deben reaccionar en tiempo real y calcular el próximo movimiento sin tener el cuadro completo del juego. En este videojuego de estrategia el objetivo es construir una base, entrenar un ejército y conquistar el territorio del enemigo.
Uno de los puntos fuertes de AlphaStar eran las tareas de microgestión, como controlar sus tropas de forma rápida y eficiente. Aunque algunos expertos en el videojuego señalaron que el programa contaba con ventaja en este aspecto. Tenía restringidos el número de clics que podía hacer en un minuto, para equipararlos a los de un humano. Pero podía ver todo el mapa de un vistazo, al contrario que una persona, que tiene que manejar manualmente.
Precisamente en la victoria que consiguió un jugador humano frente a AlphaStar, esta tenía limitada su visión del mapa, para ajustarla más a la de su contrincante. Son cuestiones debatibles. Pero, a fin de cuentas, el propósito de estas partidas no es vencer a los humanos sino afilar la inteligencia artificial y los métodos de entrenamiento de DeepMind.
El camino que sigue la compañía, propiedad de Google, es el dominio de diferentes disciplinas, una a una. En última instancia, esto se traduciría en la consecución de una inteligencia artificial general. Ya no hablamos de un programa muy bueno en algo, sino de un software capaz de abarcar una enorme variedad de disciplinas.
Imágenes: Blizzard Entertainment