El Instituto de Leyes y Economía de la Universidad de Pensilvania publicó un estudio en que desvela una curiosa realidad. Durante los años 90, la proliferación de teléfonos móviles, cada vez más populares, redujo el número de crímenes que se cometieron en la época.
Según los investigadores, que los crímenes se redujesen en un 33 por ciento entre los años 1991 y 2001 tiene relación con el crecimiento de dispositivos móviles en los bolsillos de los usuarios. Los teléfonos móviles permiten que los avisos sobre delitos sean más rápidos de lo que era posible durante los años ochenta, cuando apenas había móviles en la calle. Los delincuentes percibían esta realidad (tal vez más de uno tuvo que vivirlo en sus propias carnes) y cómo las posibilidades de ser identificados, detenidos y castigados con todo el peso de la ley crecían por culpa de los teléfonos.
No se trata, por otra parte, de una relación de causa y efecto, pero demuestra que cuantos más teléfonos había en una región de Estados Unidos, menos delitos se cometían. No quiere decir que gracias únicamente a los teléfonos las calles eran más seguras, pero sí que es uno de los factores a tener en cuenta para entender esa realidad de los años 90.
Para llegar a esta conclusión, los autores del informe han tenido en cuenta la adopción de estos dispositivos en distintos estados, comparándola con los datos del FBI sobre distintos crímenes, especialmente las estadísticas referentes a violaciones y asaltos.
El teléfono como elemento de seguridad
Y si en los años noventa era la simple posibilidad de la llamada a la policía la que hacía replantearse a los delincuentes atracar o no a una persona, cabe pensar que en un estudio futuro, que abarcase desde el 2001 hasta el 2011 y los años siguientes, la relación entre ambas realidades fuese todavía más fuerte.
En la actualidad, los modelos están mucho más avanzados a aquellos de hace diez años, como el Nokia que utilizaba Keanu Reeves en Matrix. No es descabellado pensar que es todavía más arriesgado para un delincuente intentar un atraco si tenemos cámaras con una buena resolución, capaces de fotografiar o filmar en cualquier momento, e incluso aplicaciones que permiten tener localizado el teléfono y a su dueño en cualquier momento, como Hawkeye.
Imagen | Jeronimotristante.