De un tiempo a esta parte, nuestra información personal está disponible por toda la web. ¿Están seguros nuestros datos? ¿Hay algo que podamos hacer por mejorar esta situación? ¿Cómo podemos proteger las cuentas online de intrusos?
Un buen comienzo es tener un password manager que guarde nuestras cuentas y nos libre de tener que meter esa información y su contraseña cada vez que utilizamos nuestro ordenador. A medida que el uso del smartphone se hace más común, también lo es el uso de estas herramientas en la forma de apps. Los password manager simplifican el uso de contraseñas complicadas para cada uno de los servicios que utilizamos, lo que dificulta posibles intrusiones.
Así que el primer paso es tan sencillo como utilizar passwords para nuestras cuentas online que sean tan complicadas como únicas. Es común el uso de una sola contraseña, a veces con pequeñas modificaciones, para muchos servicios. Si alguien consigue acceder a la información de nombre de usuario y contraseña de un servicio, puede intentar acceder a otros con esos mismos datos. En caso de que no tengamos diferentes claves para diferentes webs, estamos en un aprieto.
El smartphone como llave
Los password managers no son la única manera de asegurar los datos online. Google utiliza un sistema de verificación en dos pasos, que puede activar el usuario desde su cuenta. Este proceso complica las posibilidades de cualquiera que intente acceder a una cuenta de Google de forma ilegítima. Funciona con un código que se envía al teléfono del usuario: cada vez que alguien intente acceder a esa cuenta, deberá introducir también el código. Fácil y efectivo.
El smartphone se convierte así en una herramienta clave a la hora de proteger nuestros datos en la red, extendiendo su cada vez mayor utilidad también en este campo. Hay otras opciones de doble verificación que no necesitan del uso de un teléfono inteligente, pero el uso cada vez mayor de este tipo de dispositivo vaticina un crecimiento en su importancia como medida de seguridad.
Como nos decía Chema Alonso los smartphones no son perfectos y su seguridad, a pesar de ser buena, también tiene fallos. En definitiva, la clave para no hacer peligrar nuestros datos está en un uso adecuado de todas las herramientas que se ponen a nuestro alcance y una pizca de sentido común.
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