La empresa Orsted se ha propuesto convertir el exceso de energía eólica en hidrógeno en su nuevo proyecto en Dinamarca.
La firma danesa Orsted, que cuenta con un buen número de proyectos de energía eólica en el mar del Norte, ha anunciado una nueva fórmula para ganar inteligencia en la generación. Las instalaciones de esta empresa se pueden ver en muchos casos plantadas en el mar. Decenas de aerogeneradores que se mueven al compás de los vientos marinos y canalizan la electricidad a tierra.
Sin embargo, a veces hay exceso de energía eólica. Los aerogeneradores producen más de lo necesario. Algo que no es inhabitual en un país como Dinamarca, que en 2014 ya obtenía una gran parte de su electricidad del viento.
Aquel año fue un 39% y, aunque cada año los vientos son distintos, el país ha mejorado sus infraestructuras desde entonces. Tanto que ha surgido una nueva necesidad. La energía generada a veces es tanta que se hace necesario almacenarla, para no desestabilizar la red eléctrica si se inyectara en ella.
De ahí que Orsted haya ideado un sistema basado en el hidrógeno como combustible para almacenar el exceso de energía eólica. Está pensado para sus instalaciones que se encuentran dentro del mar. Se trata de llevar el sobrante hacia la costa, donde lo recogen plantas que almacenan esta electricidad en forma de hidrógeno.
El hidrógeno no es otra cosa que un vector energético. Sirve para almacenar energía, pero para que lo haga es necesario aportarle primero esa misma energía, a lo que se suman las pérdidas en el proceso. En este caso el método que emplea Orsted es la electrólisis. Se divide la molécula del agua, dando como resultado hidrógeno, como fuente de almacenamiento, y oxígeno.
Alternativa a los combustibles fósiles
El proceso que lleva a cabo Orsted es el que se conoce como hidrógeno verde o limpio. La electrólisis es un método que no genera emisiones. Si se complementa con que la energía aportada para romper las moléculas de agua procede de fuentes renovables, como es la eólica, el resultado es un hidrógeno que no ha generado emisiones en su formación.
La idea no solo consiste en almacenar el hidrógeno sino que se piensa en transportarlo a otros lugares. Y para ello, se ha mirado hacia los sistemas de canalización de gas que ya existen. Es una infraestructura ya desplegada, aunque aún quedan cuestiones por solventar. Transportar hidrógeno a presión no es lo mismo que hacerlo con gas natural.
Con todo, Orsted ya se ha comprometido a que todas sus turbinas que funcionan con gas natural estén certificadas para quemar hasta un 20% de hidrógeno. Es una forma de estimular la adopción de este combustible. Así, cuando no haya suficiente energía eólica, habrá hidrógeno almacenado.
Imágenes: David_Kaspar, futureshape
