Elvira nació hace 81 años en un pueblecito de la comarca de El Bierzo llamado Molinaseca. Ella es la memoria viva de todo lo ocurrido allí en casi un siglo. El tiempo se le ha pasado volando. Tanto, que ahora mira el móvil en su mano y casi ha olvidado aquella época en la que las noticias no llegaban nunca a su pueblo. O llegaban demasiado tarde.
Mientras salpica su relato histórico con anécdotas de su juventud, Elvira, a la que todos llaman “Coqui”, recuerda ese primer teléfono que había en casa de Trina, la primera vecina del pueblo que dispuso de línea fija. A su casa acudían los vecinos cuando había una emergencia, y allí llegaban los avisos para todos los habitantes del pueblo. Tiempo después instalaron una cabina en el bar de la localidad y algunos años más tarde, el teléfono llegó al fin a todos los hogares y supuso una pequeña revolución para los habitantes de este pueblecito leonés. Ahora, Elvira no puede pasar sin su móvil y está siempre conectada con sus hijos y sus nietos. Esos que un día se fueron del pueblo en busca de nuevas oportunidades en la ciudad.
95 años apostando por la España rural
Desde su nacimiento en 1924, Telefónica siempre ha tenido el compromiso de acercar las comunicaciones a todos los rincones de nuestro país
Desde su nacimiento en 1924, Telefónica siempre ha tenido un claro compromiso para llevar la comunicación a todos los rincones de nuestro país. Los primeros despliegues de líneas aéreas, en la década de los años 20, dieron paso a tecnologías pioneras en la época, como la central de conmutación automática PC-32, en 1969, que permitió la automatización de las llamadas y que el teléfono llegara a todas las casas en los entornos rurales. Después vinieron los despliegues de la red móvil y de fibra en todo el territorio. Hoy, seis de cada diez habitantes de la región de Castilla y León cuentan con fibra óptica y un 92% tiene cobertura 4G, lo que hace que la cobertura conjunta de fibra más 4G se sitúe muy por encima de otras regiones europeas en los países de nuestro entorno como Reino Unido, Francia, Italia o Alemania.
“En la misión, los valores y los objetivos de Telefónica siempre ha estado el desarrollo de la sociedad, y este no se puede entender si no se lleva a cabo en todos los lugares por igual. A día de hoy, tenemos en España un problema grave de despoblación en el entorno rural. A esto se suma la dificultad de llevar allí determinados servicios. Desde Telefónica queremos fomentar y facilitar que este tipo de servicios sean los mismos que en un entorno urbano, garantizando su calidad e impulsando de esta manera el desarrollo de estas zonas, ayudando a sus ciudadanos a que puedan llevar a cabo sus actividades, tanto laborales como lúdicas, y facilitando además a las empresas los medios que necesitan para establecerse en el medio rural con los mismos medios que tendrían en un entorno urbano”, nos cuenta Javier Pascual, Director de Ingeniería de Telefónica de España.
El proyecto Territorio Rural Inteligente
Territorio Rural Inteligente es un proyecto pionero en Europa para llevar tecnología IoT a las zonas rurales
Castilla y León es la comunidad autónoma más grande de España, con una superficie de 94.226 km², y cuenta con un elevado número de pueblos, más de 6.000, muy dispersos y distantes unos de otros. La mayoría de ellos, municipios muy pequeños con una población envejecida –es la segunda comunidad autónoma con la tasa de envejecimiento más alta de España– y con un importante problema debido a la rápida despoblación que están experimentando. Si a esto sumamos una orografía y una climatología complejas, el resultado es un área que resulta todo un reto para el despliegue de infraestructuras de telecomunicaciones. “Para nosotros, Castilla y León era un reto importante y probablemente el mejor sitio para llevar a cabo los pilotos que queríamos hacer. Nos interesaba comprobar cómo éramos capaces de llevar toda la tecnología al entorno rural”, explica Javier.
María Victoria Seco, ex Directora General de Telecomunicaciones de la Junta de Castilla León, nos cuenta cómo nació el proyecto: “Sin duda una de las mayores dificultades que tienen los ayuntamientos pequeños es la prestación de servicios públicos de una manera eficiente. La escasez de recursos, tanto económicos como humanos, hace muy difícil atender las necesidades básicas de los vecinos adaptándose a los limitados presupuestos municipales. Por eso surgió la idea de implementar la fórmula de las smart cities en estas poblaciones, apoyándonos en la tecnología del Internet de las Cosas (IoT) para mejorar la eficiencia de servicios básicos como la recogida de basura, el alumbrado o la gestión del agua. La Consejería de Fomento y Medio Ambiente, de la Dirección General de Telecomunicaciones, adquirió una plataforma de software para la gestión de servicios públicos”, prosigue. “Esta plataforma la licitamos en un concurso, al que se presentaron 13 empresas de telecomunicaciones muy relevantes en España. El concurso fue adjudicado a la empresa Telefónica”.
Territorio Rural Inteligente es un proyecto pionero en Europa, liderado por Telefónica, que pretende implantar en las zonas rurales la tecnología IoT. Su despliegue se ha sustentado en tres pilares: en primer lugar, la instalación de una serie de sensores que recogen diferentes datos de las luminarias, de los contenedores de residuos, de los cuadros eléctricos para el control de agua, etc. En segundo lugar, una plataforma de software –la plataforma Thinking Cities– que analiza todos esos datos. Por último, la aplicación de big data que permitirá ofrecer a las autoridades locales información precisa sobre el funcionamiento de esos servicios, de manera que puedan hacer un mejor control de los mismos y tomar las decisiones más adecuadas.
Molinaseca: un laboratorio de IoT
Molinaseca es un pequeño municipio leonés muy próximo a Ponferrada. En tiempo de los romanos, ya tenía organización urbana a causa de su importancia como núcleo minero, pero fue su vinculación con el Camino de Santiago la que marcó su progreso urbanístico. Ahora, un nuevo hito va a marcar el desarrollo de esta pintoresca localidad de El Bierzo: la llegada de la tecnología IoT.
“En el pueblo de Molinaseca hemos implementado dos tipos de soluciones. Una de gestión de residuos inteligentes y otra de alumbrado inteligente”
“En el pueblo de Molinaseca hemos implementado dos tipos de soluciones. Una de gestión de residuos inteligente y otra de alumbrado inteligente. En el caso de la gestión de residuos, se han instalado sensores en varios contenedores, y sólo cuando están llenos se envía al camión de la basura a vaciarlos. Si un contenedor no está lleno, no se desplaza el camión. Con esta solución conseguimos ahorrar en gastos de desplazamiento y en emisiones de CO₂, Después hemos desarrollado una idea tan simple como el ahorro en luminarias. La iluminación de las zonas de entrada al pueblo del Camino de Santiago está a unos niveles muy bajos toda la noche, de forma que se consume menos energía, pero cuando los sensores de presencia instalados detectan el paso de alguna persona, automáticamente sube el entorno lumínico, para luego bajar de nuevo. Como vemos son dos soluciones que permiten una reducción de los costes de estos servicios públicos, consiguiendo esa eficiencia que buscamos”, nos detalla Javier.
Elena Fernández es concejala del Ayuntamiento de Molinaseca. Nos cuenta que esta nueva tecnología ha llamado mucho la atención de los vecinos y destaca la importancia que pueden tener las nuevas tecnologías en el entorno rural. “Creo que este tipo de avances son la gran revolución para el siglo XXI para los municipios rurales. Por un lado, va ayudar a asentar población joven en nuestros pueblos. Por otro, con el ahorro en el alumbrado y en la recogida de basura, el ayuntamiento podrá invertir en otras necesidades que tiene el pueblo. Definitivamente toda esta innovación tecnológica nos va a mejorar mucho la vida”.
Turismo rural inteligente
En el casco antiguo de Molinaseca podemos encontrar diferentes hoteles, restaurantes y albergues que atienden a los peregrinos en su ruta por el Camino de Santiago. Y, al igual que en esta localidad, el turismo es una fuente de ingresos muy importante en la economía de toda la comunidad castellana y leonesa. Esta región cuenta con un rico patrimonio artístico-cultural y paisajístico que atrae a turistas de todo el mundo. Por tanto se hace indispensable diseñar estrategias para potenciar ese turismo y fidelizarlo. Y ahí es donde entra en acción LUCA, la unidad de big data de Telefónica.
El big data es un potenciador del turismo porque permite a los entornos rurales conocer mejor al turista y ofrecerle los servicios que necesita
“Dentro del proyecto Territorio Rural Inteligente hemos implementado tecnologías de big data y las hemos incorporado a la plataforma, con el objetivo de optimizar los recursos disponibles y obtener conocimiento de todos los datos generados en dichos entornos. El big data puede ser un gran potenciador del turismo porque permite a estas localidades prever cómo es el turista que va a venir, conocerlo mejor, y a través de ese mejor conocimiento ofrecerle lo que realmente necesita”, nos cuenta Elena Díaz, Global Analytics Centre of Excellence Delivery Manager de LUCA, Telefónica. “En el caso del Camino de Santiago, hemos hecho un análisis desde dos perspectivas. En primer lugar, desde el punto de vista sociodemográfico: cómo es la gente que está en un determinado lugar, su, género, su edad, su poder adquisitivo, su lugar de residencia, por ejemplo, la provincia de la que vienen los peregrinos nacionales e incluso el país de procedencia de los internacionales. En segundo lugar, desde el punto de vista de su comportamiento en los destinos: cuánto tiempo suelen estar en cada uno de los municipios, si pernoctan en los mismos o no, etc.”, prosigue Elena.
De esta manera los municipios pueden prever qué número de plazas hoteleras o cuántas camas disponibles van a necesitar en los albergues en cada periodo, qué idiomas deben hablar en las oficinas de turismo, etc. Otra de las aplicaciones que tienen los proyectos de big data es por ejemplo, analizar las rutas entre diferentes destinos. Se puede conocer si hay suficientes líneas de transportes entre dos municipios en determinadas temporada o si sobran algunas. Esto permite a los ayuntamientos adaptar los medios de transporte en función de las necesidades reales de la población.
“En LUCA, creemos firmemente en las posibilidades del big data y de la inteligencia artificial para ayudar al desarrollo y la sostenibilidad de las zonas rurales. En definitiva, se trata de utilizar el big data para tomar mejores decisiones, conectar y dinamizar estas zonas rurales y ayudarlas en la elaboración de las estrategias más adecuadas para fomentar el turismo”, concluye Elena Gil CEO de LUCA.
Patrimonio inteligente
El IoT se está empleando también para la conservación del patrimonio artístico, por ejemplo en la Villa Romana La Olmeda (Palencia)
El patrimonio cultural forma parte de los valores esenciales y de la identidad de la Comunidad de Castilla y León. Yacimientos arqueológicos, arte románico, mudéjar, gótico… todas las edades del hombre han dejado su huella en este territorio. Por ello, es objeto de especial protección y apoyo.
La tecnología de la información y las comunicaciones se está empleando también para el control del patrimonio artístico, y como ejemplo, un proyecto pionero en la Villa Romana La Olmeda, en Palencia. Esta Villa Romana, del siglo I, fue declarada Bien de Interés Cultural en 1996 y es considerada como uno de los doce mayores descubrimientos de la arqueología moderna.
“Aprovechamos la tecnología IoT a través de una serie de sensores que colocamos en todo el espacio, en las zonas aéreas, pero también en las zonas enterradas. Estamos en un yacimiento arqueológico y estos dispositivos nos permiten obtener datos en tiempo real de los parámetros que afectan a la conservación de este tipo de edificios. Los más significativos son los parámetros ambientales: las condiciones de humedad, temperatura… Pero también los parámetros que tienen que ver con la radiación solar, con la intensidad de luz, con la calidad del aire, la cantidad de CO₂ etc. También nos proporcionan otro tipo de información, como por ejemplo el número de personas que entran al edificio en cada época del año, u otro tipo de datos que nos permiten saber si la eficiencia energética está siendo trabajada con excelencia o no”, nos explica Juan Carlos Prieto, responsable de Patrimonio de la Fundación Santa María la Real, organización encargada de la gestión de este yacimiento.
Los 67 dispositivos desplegados envían información en tiempo real a la plataforma inteligente de Telefónica, que transforma todos esos datos en conocimiento, lo que permite a los responsables de la gestión actuar en tiempo real y tomar las decisiones necesarias para la correcta conservación del yacimiento basándose en datos científicos. “Desde mi punto de vista, esta herramienta supone un antes y un después en el sector de la conservación del patrimonio. Hemos pasado de ser un sector puramente académico, donde el conocimiento viene de la tradición y de la experiencia, a trabajar con un conocimiento que viene de los datos y de los controles científicos, a través de las herramientas tecnológicas más modernas. Esto nos permite saber exactamente, con un rigor científico, qué le está ocurriendo a este edificio, cómo late en todo momento. Y todos estos datos nos van a permitir, además, poner en marcha actuaciones mucho más acertadas para la mejora o la conservación en los próximos años”, concluye este experto.
Tecnologías de bajo consumo: Narrow band y LTM
Desplegar soluciones IoT en el medio rural es un proyecto ambicioso, pero el gran reto es que sea rentable. Una de las mayores dificultades que se plantean a la hora de realizar este tipo de despliegues es poder mantener dispositivos en zonas muy remotas o de difícil acceso y que el coste de cambiar la batería no sea superior a la instalación de los sensores. Para ello Telefónica se ha apoyado en nuevas tecnologías de conectividad muy orientadas al bajo consumo energético.
Las tecnologías Narrow Band y LTM ofrecen una mayor eficiencia al ser tecnologías de bajo consumo
“A diferencia de las tecnologías móviles actuales, las tecnologías Narrow band y LTM son tecnologías de bajo consumo. Permiten que los dispositivos tengan una vida larga y que no haya que cambiar las baterías frecuentemente. Y además consiguen trasmitir los datos en paquetes pequeños, que es lo que necesitamos para este tipo de soluciones. Este es el principal reto que tenemos en el mundo del IoT y hasta ahora era el principal escollo a la hora de montar soluciones eficientes y de gestionar toda la sensórica que ponemos en los sitios remotos. Es más barato instalar el dispositivo y comprarlo que tener que ir a cambiar baterías constantemente. Por eso todo este despliegue lo podemos hacer de un modo eficiente gracias a estas nuevas tecnologías de conectividad”, nos explica el director de Ingeniería de Telefónica España.
Los pueblos del siglo XXI
Es temprano en Molinaseca y Coqui pasea por las calles de su pueblo, donde se cruza con varios peregrinos que la saludan. Le gusta verles pasar cada mañana por la Calle Real. Echa la vista atrás para recordar a toda la gente que se ha marchado en los últimos años. “Es una pena que el pueblo esté casi sin gente”. No entiende en qué consiste el Internet de las Cosas, pero hay algo que sí tiene claro: “A ver si con la llegada de la tecnología la gente joven se anima a volver a Molinaseca, que en los pueblos se está estupendamente».
La modernización tecnológica puede ayudar a evitar la despoblación de las zonas rurales
“Yo creo que esta apuesta, como tantas otras de Telefónica en estas zonas, va a permitir que los pueblos se revitalicen. Somos muchos los que pensamos que se vive mejor en el campo que en las zonas urbanas. Y todos estos despliegues tecnológicos nos van a permitir acceder a los mismos servicios que hay en las zonas urbanas. Y además van ayudar a fomentar nuevas formas de economía. Yo decididamente creo que *+son apuestas que ayudan al desarrollo** y a mejorar la vida de los ciudadanos de las zonas rurales”, concluye Javier Pascual.
Y como cada mañana, Coqui regresa a la huerta, donde a sus 81 años sigue trabajando. Eso sí, con el móvil en su bolsillo por si alguno de sus hijos la llama desde la ciudad.