Se ha descubierto un loro gigante que vivió hace millones de años en Nueva Zelanda. El ave pesaba unos 7 kilos y se alimentaba de vegetales aunque, probablemente, también lo hacía de otras aves. ¡Te presentamos a Heracles inexpectatus!
Se han descubierto los restos de un loro gigante que vivió hace 19 millones de años. Sus huesos se han encontrado en la localidad de Saint Bathansm, en Nueva Zelanda y ha sido bautizado como Heracles inexpectatus, en alusión al semidiós de la mitología griega de extraordinaria fuerza y lo inesperado de su hallazgo.
El grupo de investigadores que se ha topado con Heracles inexpectatus pertenece a la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sídney. Mike Archer, miembro del equipo afirma que “Heracles, al ser el loro más grande, sin duda tuvo un enorme pico que podía abrir de par en par lo que se le antojara y puede que se alimentara con algo más que comida convencional para loros, incluidos otros loros”, según EFE. Se estima que el loro pesaba unos 7 kilos de peso, lo que supone el doble que los loros actuales, y se alimentaba de frutas, plantas y otras aves, según RTVE.
El estudio se ha en Biology Letters y forma parte de un yacimiento conocido por conservar multitud de fósiles de aves del Mioceno que lleva siendo excavado desde hace 20 años. Aún así, cada año se encuentran nuevos fósiles de aves y otros tipos de animales.
Un ejemplo de la fauna de Nueva Zelanda es el ave gigante moa, muy parecida al avestruz y que midió unos 3 metros de altura. Heracles se uniría a a este tipo de aves gigantes que poblaron la Tierra en el pasado.
Las aves gigantes han sido encontradas especialmente en zonas insulares como el Dodo Raphus cucullatus de Mauricio, una ave no voladora que medía alrededor de un metro de alto, pesaba unos 23 kilos y se extinguió en 1662.
Los huesos del Heracles inexpectatus se han encontrado entre fósiles que datan de hace 19 millones de años y son, en concreto, parte de las patas del loro, que fueron comparadas con esqueletos de otras aves para identificar el origen de los huesos. Fue entonces cuando el equipo comprendió que estaban ante una especie de ave que no había sido catalogada hasta ahora.
Fuente foto de portada: Brian Choo, Universidad de Flinders.