La NASA estipula que el coste de ir a la Luna en 2024 superará todos sus presupuestos: necesitará 35.000 millones de dólares adicionales.
No es necesario decir que llegar hasta la Luna resulta carísimo. También lo era en los años 60 y 70, cuando se produjeron las misiones Apollo. Pero en este caso no había solo un interés científico detrás. La Guerra Fría marcaba la agenda política en todos sus aspectos, también en la dedicación a la carrera espacial. El coste de ir a la Luna era descomunal, pero se asumió como una cuestión de política internacional.
A día de hoy las circunstancias no son en absoluto comparables. De ahí que la intención de la NASA de volver a la Luna se haya ido retrasando. En estos momentos la Casa Blanca sí apuesta por regresar al satélite, pero quiere hacerlo con otros intereses. El científico siempre estará ahí. Pero el cariz político de la misión se cambiará por uno de tipo comercial. Sí, habrá una nueva misión, pero con el objetivo de obtener réditos económicos.
Ahora la cuestión es quién lo paga. El presupuesto de la NASA es público y depende directamente del Congreso de Estados Unidos. Una cámara que ha incrementado el capital destinado a la agencia espacial en los últimos años. Aun así, con eso no vale. El vicepresidente estadounidense Mike Pence afirmó la intención de llegar en 2024. Sin embargo, desde la NASA creen que para que esto sea posible necesitarán 35.000 millones de dólares adicionales. Este será el coste de ir a la Luna, por supuesto, sumado al presupuesto de que ya dispone la agencia espacial.
Y es que la NASA tiene un amplio espectro de proyectos en marcha. No puede paralizarlos todos por la sola misión de volver a la Luna. Así que mientras se prepare un sistema de aterrizaje para astronautas, el llamado Human Landing System , la agencia gastará dinero en otras muchas iniciativas en paralelo.
El creciente interés de la NASA en la Luna
El coste de ir a la Luna es enorme. Y parece incierto que se pueda obtener un auténtico rédito comercial de este viaje. Al menos con vistas a rentabilizar la inversión. Sin embargo, es posible que haya gente dispuesta a asumir el riesgo financiero. Otra gran diferencia con los años 60 es que ahora existe un interés de las empresas privadas en el espacio. Se trata de un interés comercial basado en la posible explotación de recursos.
Y también existen cauces para invertir en un futuro alunizaje. Antes la NASA concentraba casi la totalidad del trabajo. Ahora existen empresas que desarrollan proyectos colaborando codo con codo con la agencia espacial. La asunción de riesgo económico por parte de entidades privadas podría ser una forma de aligerar el coste de ir a la Luna.
Lo cierto es que la NASA ya tiene planes para nuestro satélite. Cuando se produzca la próxima llegada los astronautas pasarán dos semanas allí. Y la intención de la agencia es construir una estación espacial en la órbita lunar. Eso sí, que la aventura empiece en 2024 no está nada claro.
Imágenes: NASA
