Hay que intentar hacerles partícipes e informarles de la situación, siempre de manera clara, sencilla y adaptada a un vocabulario que entiendan. El duelo infantil implica evitar detalles innecesarios o sensacionalismos, dejando que expresen libremente sus temores y miedos, y respondiendo siempre a todas las dudas que puedan tener.
La actual situación de crisis que vivimos con motivo de COVID-19 nos está enfrentando a momentos de gran intensidad emocional, debido al confinamiento y también a causa del contagio de la enfermedad por parte de algún familiar o amigo cercano. Muchos son los casos que han conseguido superar la enfermedad, pero otros, tras una intensa lucha, lamentablemente, no han podido superarla. ¿Cómo se puede gestionar el duelo infantil?
Es importante atender las emociones de los/as niños/as y tenerles en cuenta en este proceso. Nuestra primera reacción suele ser apartarles y omitirles información para evitarles un sufrimiento que pensamos que no podrán encajar, pero esta reacción puede ser contraproducente.
La manera en que nos enfrentemos a la muerte las primeras veces en nuestra vida va a determinar cómo se afrontarán las siguientes. Por ello, hay que hacerles participes e informarles de la situación, siempre de manera clara, sencilla y adaptada a un vocabulario que entiendan, evitando detalles innecesarios o sensacionalismos, dejando que expresen libremente sus temores y miedos, y responder siempre a todas las dudas que tengan.
Es importante que entiendan estos conceptos
– La muerte como proceso universal. Conocer que es un proceso que nos ocurre a todos. Probablemente, a partir de esta idea le surjan dudas sobre si le puede pasar a él o ella también, a sus padres, hermanas, etc.; hay que dejarle claro que sí, pero que lo normal es que eso ocurra en mucho tiempo.
– La muerte como proceso irreversible. Comprender que es para siempre, pero que esa persona va a permanecer en nuestros recuerdos, nuestra memoria y nuestro corazón.
– Entender la muerte como una interrupción de funciones vitales. Es muy común que en la primera infancia (hasta los 5 años de edad), el pensamiento mágico le puede llevar a pensar que la persona ha muerto por algo malo que ha hecho. Debemos dejar claro que no ha ocurrido por su culpa y responder a todas las preguntas que se pueda hacer. Muchas de ellas pueden resultarnos incómodas o no las sepamos responder, pero nos permitirán generar un clima de confianza para expresar las dudas.
– Causa de la muerte. Explicar claramente que la persona ha muerto por las complicaciones derivadas, pero no directamente a causa de COVID-19, dejando claro que no todo el mundo muere por ello. Es importante eliminar el miedo que puede surgir debido a este motivo.
¿Cómo podemos ayudarles a comprender y manejar sus emociones?
– Realizar una ceremonia de despedida en casa, ya que debido al confinamiento no es posible desplazarnos con total libertad. Podemos hacer un homenaje a la persona hablando de ella, recordando historias, anécdotas en las que participen los miembros, e incentivando que expresen sus emociones, sus miedos… y se sientan escuchados y apoyados por el resto.
– Hacer un álbum de recuerdos con fotos, objetos o incluso dibujos que recoja lo que consideremos oportuno. La propia elaboración nos ayudará con el proceso de duelo.
– Escribir una carta de despedida donde comentemos cosas que nos gustaría decirle a esa persona: cosas pendientes, sentimientos, preocupaciones, etc.
– Hacer un baúl o caja de recuerdos donde guardemos cosas personales de la persona fallecida y podamos recurrir a ella cuando lo deseemos.
– No tener miedo de expresar emociones delante de los/as niños/as, ya que esto favorecerá crear un clima de libertad para expresar sus emociones cuando lo deseen.
En conclusión, es importante incluir a los/as niños/as en el proceso, ya que esto permite afrontarlo con naturalidad y evita la aparición de miedos y temores posteriores.