Reducir la producción de petróleo un 40% e invertir 5.000 millones de dólares en reducir las emisiones son los pilares de la estrategia de BP para 2030.
Una de las petroleras de mayor envergadura a nivel mundial tiene planes de futuro que implican un cambio radical en su negocio. Un reflejo no solo de la transformación que busca la compañía sino de la que sufrirá la industria petroquímica en los próximos años. La estrategia de BP hasta 2030 gira en torno a dos pilares concretos. Uno de ellos es el objetivo de reducir en un 40% la producción de petróleo y gas. El otro es un medio para hacerlo: alcanzar una inversión anual de 5.000 millones de dólares.
Detrás de esta iniciativa hay una fecha y una meta clara: lograr ser una compañía de cero emisiones en 2050. La estrategia de BP ha decidido acelerar el proceso porque en la multinacional piensan que la década entrante es clave para cambiar el sistema energético global.
BP tiene pensado multiplicar su inversión anual por diez para lograr objetivos de bajas emisiones. Desde luego sus intenciones tienen sentido no solo en el marco del cambio climático, también en el ámbito económico. Si el límite en el incremento de temperatura es de 1,5 grados, la compañía estima que la demanda de combustible fósiles caerá un 75% en los próximos 30 años.
La petrolera no oculta que se trata de un movimiento amplio. Su idea es pivotar desde los hidrocarburos, donde tiene todo un siglo de historia, a la bioenergía, el hidrógeno y la captura de carbono.
Además, el cambio a las energías renovables no solo cosa de las grandes petroleras. Telefónica, desde junio de 2018, ya consume un 100% de energías renovables en España. Esto ha supone que se dejarán de emitir 1,5 millones de toneladas de CO2 para 2030.
Algunas de sus iniciativas para lograr esta reconversión ya se han puesto en marcha. BP ha invertido en carga eléctrica y en baterías. Actualmente tiene 7.500 puntos de carga para vehículos, aunque su objetivo es llegar a los 70.000. Al mismo tiempo tratará de reducir sus activos en refino en los próximos cinco años. Con ello pretende obtener 25.000 millones de dólares.
El giro del petróleo a la electricidad
La estrategia de BP no es la única que apunta hacia las energías verdes entre las petroleras. Shell ya cuenta con una amplia red de estaciones de carga eléctrica y prepara a sus gasolineras para acoger estos nuevos surtidores. En lo que respecto a las refinerías en concreto, se calcula que para 2035 podrían cerrar un 25% de ellas.
En medio de la pandemia, el sector petrolero tiene más motivos aún para reconvertirse. El precio del barril ha caído por los suelos y tal vez vuelva a hacerlo si hay nuevos confinamientos generalizados. La movilidad se ha reducido en todo el mundo y, mientras tanto, los fabricantes de automoción han empezado a desplegar sus planes de electrificación.