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El teletexto: de la imagen con píxeles de colores a apps especializadas

Es fácil pensar en el teletexto como algo del pasado. Aquellas letras pixeladas embutidas en colores, todo con un aire a electrónica y a modernización, se prendieron en los televisores de millones de hogares durante años. En el era pre-Internet, esta fórmula ágil para informarse sobre las noticias, el tiempo o conocer cuál era la programación de la tele representó la tecnología punta de comunicación.

Ahora es fácil olvidarse de ello. Es difícil concebir que la televisión, con la rigidez de su mando a distancia y la poca interacción que permite, fuera el soporte elegido. Pero si nos remontamos a los inicios del teletexto nos topamos con el año 1972. Ahí fue cuando la BBC lanzó el primer canal de teletexto, que posteriormente se expandiría a otros países y cadenas. Eran tiempos en los que el televisor reinaba en el salón y, por extensión, en los hogares.

En aquel tiempo, las emisiones televisivas vivían su transición del blanco y negro al color. La publicidad había virado desde los carteles y los medios impresos al formato audiovisual como principal arma de seducción. La Guerra de Vietnam se había televisado prácticamente en directo para medio mundo. En la caja de rayos catódicos de la televisión cabía todo. Y también cabía el teletexto, una nueva tecnología llamada a revolucionar la información.

«Surgió como una información más veloz. Hay que pensar que esto apareció en un contexto de medios de comunicación de masas que tenía unas programaciones estándar a unos horarios fijos», apunta Eva Aladro Vico, profesora de Teoría de la Información de la UCM. «Estaba disponible a cualquier hora. Además, estaba ubicado en la televisión, así que si la encendías a las cuatro de la mañana tenías el teletexto, cuando no había programación informativa. Esa disponibilidad, esa información a la carta que tú podías tener, de meteorología, de deportes, de noticias era una especie de gran biblioteca».

Los inicios del teletexto en España

Teletexto
Wikimedia

En España el teletexto comenzó en los años 80. Se hizo una prueba durante el Mundial de Fútbol, del 82, y más tarde se emitiría de forma continuada en TVE a partir del año 88. Aladro, que en aquella época era alumna de Periodismo en la UCM, recuerda que en la carrera se estudiaba como parte de las nuevas tecnologías de la comunicación.

«En su momento supuso una revolución, porque realmente en ese momento no estábamos todavía en la sociedad en la que estamos ahora de abundancia informativa. Lo curioso es que cuando empezó la digitalización, enseguida quedó como una especie de fósil de lo que habían sido los sistemas anteriores», apunta la profesora de la UCM.

El teletexto se utilizaba para conocer las últimas noticias, pues ofrecía una gran velocidad de actualización. Pero también para saber lo que acontecía en categorías como Deportes, enterarse de los resultados de la Quiniela o el sorteo de la ONCE, así como la programación de los distintos canales de TV. Incluso había publicidad de empresas y hasta anuncios de contactos. Asimismo, el sistema ofreció los primeros subtítulos para sordos, antes de la televisión digital.

«Pudo tener su momento de esplendor en los años 90 y, rápidamente, en torno al año 95 o 97, cuando empezaron las ediciones digitales de los medios, lo hicieron viejo en pocos años”, sostiene Aladro.

Un concepto antecesor de Internet

Una forma de pensar el teletexto, desde la perspectiva actual es compararlo con una versión primitiva de Internet. Al final no deja de ser un enorme sistema de información puesto a disposición del público. «Fue la primera interfaz de acceso a múltiples datos realmente audiovisual, aunque fuera texto, porque se estaba emitiendo a través de una pantalla, el sistema de la televisión», recuerda la profesora de la UCM.

Internet tendría mayor complejidad y más facetas, una de las más esenciales, la interactividad, que no permitía el teletexto. Sin embargo, sí que se puede comparar de alguna forma en la emisión de información. «Es como si fuera una especie de pionero o de predecesor de lo que luego van a ser las las centrales de procesamiento de datos y los archivos digitalizados», expone Aladro. “Podría decirse que fue el primer portal de noticias”.

La elección natural para transmitir la información en la forma como lo hacía el teletexto fue la televisión. No se pensó que habría otras fórmulas con más recorrido. «Fue una suerte de predecesor de lo que iba a ser internet”, continúa la profesora de la UCM. “Era como si ya estuviera en la mente de la gente el hecho de crear un sistema de datos masivo, porque probablemente ya se tenía acceso a muchos datos, y estaban buscando cómo transmitirlos. Y pensaron hacerlo a través de la televisión. Pero claro, luego ya surgió el hacerlo a través de los ordenadores y del cable telefónico, que era mucho más eficaz y versátil».

Medio híbrido

El nacimiento del teletexto se debe a la ambición de crear «un híbrido entre la información rápida de la televisión y la información escrita”. Al mismo tiempo tenía un rol de información inmediata que tradicionalmente cubría la radio. Era casi el equivalente a los teletipos que tenían los periodistas —y que aún usan— en las redacciones.

Tener datos de sucesos o del tiempo en el acto también tenía un valor enorme en ese momento. Pero pensemos solamente en la información meteorológica. Ahora lo consultamos en Internet en cualquier momento, pero antes había que esperar al final de los telediarios o de los boletines informativos. O acudir a las últimas páginas de los periódicos para conocer la previsión para mañana o del día presente. Con el teletexto se podían obtener estos detalles actualizados a cualquier hora.

La supervivencia del teletexto

información en internet

Realmente, la aparición de Internet como tal supuso solo un cambio relativo para el teletexto. Cuando navegar a través de Internet significaba encender el ordenador y sentarse a una mesa a esperar a consultar los portales de información, el teletexto seguía a muy a mano, a un botón de distancia en el mando de la tele.

El smartphone, en cambio, con su acceso inmediato a la información, le dio el golpe de gracia. No en vano, aún en 2011 había siete millones de personas en España que consultaban el teletexto diariamente. Era mucho más sencillo buscar algo en la pantalla del teléfono que bucear en los píxeles del teletexto desde la incomodidad del mando a distancia.

Pese a todo, su historia no ha terminado aún. Las últimas cifras de uso del teletexto en España daban 2,3 millones de usuarios en torno a 2019. Algo que no deja de sorprender en un momento en que existen tantas opciones para mantenerse informado.

Apps especializadas

Ahora el teletexto también ha encontrado su lugar de acogida en su némesis: el smartphone. Basta una búsqueda somera para encontrar decenas de aplicaciones que muestran el teletexto en forma de app. Además, no solo contienen el teletexto de una sola cadena o de las cadenas de un solo país. Las hay que aglutinan teletextos de las televisiones países de varios continentes.

Estas apps tienen cientos de miles y hasta medio millón de descargas. Y aquí se da una ironía. Las aplicaciones móviles se han constituido en tablas de salvación para evitar el hundimiento de aspectos de la vida que la propia digitalización condena poco a poco al olvido. Aunque ya no es un teletexto que aparezca en el televisor, con su característico negro abisal y electrónico de fondo.

Imagen de portada: Nikotxan

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