Los hay para pasar el rato. Otros tienen usos agrícolas. También se emplean en vigilancia en carretera, prevención de incendios, reconocimiento geográfico, para rodar películas o anuncios de televisión o para retransmitir eventos en directo. Los drones en España son algo más que una moda pasajera. Un sector en alza que, según los expertos, moverá en todo el mundo más de 35.000 millones de euros en 2026. Y esto incluye usos recreativos, comerciales y militares.
En 2014 se publicó la primera normativa enfocada a los drones en España. Su regulador es la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA). Desde entonces, se han ido incorporando cambios reflejados en los reglamentos europeos RD 2019/945 y RD 2019/947. Cambios que empezaron a aplicarse el 31 de diciembre de 2020. Una regulación que tiene el reto de organizar un sector cuya tecnología avanza a grandes pasos con nuevos modelos de distintos tamaños, capacidades de vuelo y que integran toda suerte de sensores y dispositivos para distintos usos comerciales o recreativos.
Comprar un dron es algo relativamente económico. Hoy en día hay varios fabricantes que ofrecen drones recreativos para su uso personal. Los dos principales, DJI y Parrot. Para uso personal, los drones no deben superar los 250 gramos de peso. Pero los hay de mayor tamaño con cámaras integradas que pueden usarse para grabar vídeos promocionales, rodar películas, vigilancia y prevención, etc. Usos que requieren una capacitación y acreditación como piloto de drones y/o darse de alta en un registro público.
Drones en España en el sector público
Según la AESA, en España había, en 2016, unos 1.900 operadores inscritos. Un operador UAS (Unmanned Aerial System, sistema aéreo no tripulado) “es toda persona física o jurídica que utilice o tenga intención de utilizar uno o varios UAS, tanto para fines profesionales como recreativos”. El trámite es gratuito y se puede hacer online. Eso sí, requiere la contratación de una póliza de seguro que cubra “la responsabilidad civil frente a terceros por daños que puedan surgir durante y por causa de la ejecución de cada vuelo”.
Más datos de interés. Según ENAIRE, el gestor de navegación aérea de España, en 2021 contabilizaron unas 5.426 operaciones de drones en espacio aéreo controlado por esta agencia. Una cifra que supera con creces las 1.646 operaciones de 2020. Tanto en el sector privado como en el público.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado emplean este tipo de tecnología para vigilancia, reconocimiento, tareas de prevención y salvamento, etc. Incluso ya es frecuente emplear drones en manifestaciones o grandes aglomeraciones como eventos lúdicos o festivos para detectar posibles delitos en tiempo real. La Policía Municipal de varias poblaciones ya lo emplean para esos y otros usos en colaboración con servicios de emergencia como bomberos. Y desde no hace mucho, la Policía Nacional dispone de rifles antidrones para anular la señal de vuelo de drones que vuelen sin permiso. En especial en lugares estratégicos como aeropuertos o instalaciones militares.
Precisamente, este verano, la Unidad Militar de Emergencias adquirió seis drones financiados con fondos europeos. Con un peso de 1,5 kilogramos, tienen una autonomía de vuelo de 10 minutos o 25 minutos, según el modelo, y pueden soportar vientos de hasta 55 kilómetros por hora. Incorporan una cámara térmica y otra 4K para realizar tareas de búsqueda y reconocimiento. También disponen de telemetría láser para medir distancias.
Startups y drones en España
Si el sector público ya está familiarizado con los drones en tareas de vigilancia y prevención, el sector privado tampoco se queda atrás. Según el medio especializado Tracxn, hay 106 startups dedicadas al sector de los drones en España. De ellas, las diez más destacadas son Hemav, UAV Navigation, Service-Drone, Alerion, Canard Drones, CO2 Revolution, Aeorum, Helix North, Hovering Solutions e Insylo. La mayoría con unos pocos años de vida, pero muchas de ellas con más de una década de vida.
En cuanto a sus servicios y especialización, ofrecen fotografía aérea para tareas relacionadas con la agricultura, el mapeado de territorio, vigilancia, inspecciones industriales, filmación para cine y TV, monitorización de instalaciones, inspecciones de vuelo, tareas de reforestación. Para ello, algunas emplean drones de terceros pero otras startups fabrican sus propios drones para todo tipo de usos, incluyendo los antes mencionados.
Más allá del uso recreativo, cada vez más frecuente, la agricultura, la industria y muchos otros sectores productivos están incorporando los drones en España para llegar a donde no puede una persona o un vehículo pilotado. También cubren tareas antes realizadas por aviones pilotados, cuyo uso es más costoso que un dron controlado a distancia que puede incorporar cámaras de grabación, cámaras térmicas, sensores, detectores y/o aspersores para tareas como plantar semillas o aplicar desinfectante en grandes extensiones.
El prometedor futuro de los drones
El presente de los drones en España es solo una pequeña parte de lo mucho que pueden hacer estos dispositivos por nosotros. En el futuro podrán emplearse en servicios de logística como transportar paquetes o mercancías. O para el transporte de órganos, tejidos o sangre entre hospitales. También será más frecuente el uso de drones para extinguir incendios y/o para localizar, atender o rescatar a personas atrapadas en zonas de difícil acceso.
Otro uso a futuro de los drones, a nivel mundial pero también en España, es el uso de drones para el transporte de personas. Queda mucho camino por recorrer. Pero ya hay prototipos y varios proyectos que trabajan con taxis voladores no tripulados que podrán satisfacer la demanda de distancias cortas.
En este sentido, el año pasado se inauguró en Zaragoza el Hera Drone Hub, una “zona de pruebas y experimentación en entorno urbano real”. Un espacio para investigar y trabajar con drones y, entre cuyas tareas, está el entrenamiento de futuros pilotos de drones de todo tipo. Es más, se trata del “primer centro de pruebas para vehículos no tripulados en área urbana de Europa”.