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Un experimento en moscas: ¿es posible hackear el cerebro?

La ciencia avanza a pasos agigantados: científicos de la Universidad de Rice, en Estados Unidos, lograron hackear el movimiento de las alas de moscas enviando señales a sus neuronas a distancia. 

Durante una investigación realizada por expertos en ingeniería genética, nanotecnología e ingeniería eléctrica, se consiguió que las moscas extendieran sus alas a partir del cambio en un campo electromagnético. 

Aunque usualmente el término “hackear” se utilice de manera denotativa, en este caso, hace referencia a las posibilidades de restablecer funciones en nuestro cuerpo al comunicarnos con nuestro cerebro desde otras fuentes. Incluso, existe la posibilidad, mediante este proceso, de leer lo que nuestras neuronas están haciendo y transmitirlo al cerebro de otras personas.

Los detalles del experimento

El trabajo fue el resultado del esfuerzo consolidado de tres partes. En primer lugar, se utilizó la ingeniería genética para expresar un canal iónico sensitivo al calor en las neuronas de las moscas que causa que extiendan sus alas. Luego, inyectaron nanopartículas magnéticas de hierro capaces de aumentar en temperatura al ser expuestas a un campo magnético.

Los investigadores vigilaron a las moscas mientras estas se movían libremente en un recinto cerrado. Cuando activaban el campo magnético de una manera específica, calentaban las nanopartículas y esto activaba las neuronas. 

De esta manera, su cerebro era esencialmente hackeado para realizar la acción determinada. En su registro notaron que las moscas extendían sus alas dentro de aproximadamente medio segundo desde que aplicaban el campo magnético.

Este procedimiento activó los circuitos neuronales unas 50 veces más rápido que los mejores avances tecnológicos demostrados hasta la fecha, en el campo de estimulación magnética de neuronas definidas genéticamente.

Imagen de Pexels.

Desarrollo de la comunicación cerebro-maquina

Jacob T. Robinson, autor del estudio y miembro de la iniciativa de Neuroingeniería de la Universidad de Rice, señaló que el control remoto de circuitos neuronales específicos con campos magnéticos es algo como el santo grial para las neuro tecnologías. Nuestro trabajo da un paso importante hacia ese objetivo porque incrementa la velocidad del control magnético remoto, acercándolo a la velocidad natural del cerebro.”

El investigador también comentó que la habilidad de activar células definidas genéticamente en tiempos precisos puede ser una herramienta poderosa para investigar el cerebro, establecer tratamientos a enfermedades y desarrollar tecnología de comunicación directa entre cerebro y máquinas. 

¿Podremos hackear nuestra visión? 

El proyecto MOANA trabaja en el desarrollo de tecnología asociada a auriculares para la comunicación inalámbrica cerebro a cerebro sin la necesidad de intervenir quirúrgicamente.  Financiados por la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzados de Defensa (DARPA), buscan desarrollar tecnología que pueda decodificar la actividad neuronal de una persona en su corteza visual y codificarla en el cerebro de otra.

El equipo de MOANA persigue el objetivo de restaurar parcialmente la visión de pacientes que sean ciegos.  Si logran estimular los sectores del cerebro relacionados a la visión, se tiene la esperanza de entregar a los pacientes una manera de percibir visualmente, aún en la ausencia de sus propios ojos.  Aunque la persona no pueda recuperar su propia visión, su cerebro podría ser hackeado para recibir señales externas.

¿Qué depara el futuro?

Los avances tecnológicos en la investigación neuronal se mantienen en constante desarrollo. Los descubrimientos en intervenciones no invasivas a nuestra actividad cerebral podrían tener una gran injerencia en el desarrollo de comunicación entre nuestros cerebros

Así como el trabajo conjunto de la ingeniería genética, ingeniería eléctrica y nanotecnología ha posibilitado la activación de señales neuronales a distancia, el futuro de la tecnología aplicada a la neurociencia del ser humano podría ser develado por la colaboración y la innovación

Por ahora, podemos imaginar que, en un futuro no muy lejano, los secretos de nuestro cerebro estarán al alcance de investigadores y el “hackeo” de estos abrirá las puertas a una mejor calidad de vida.

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