ojo retina

Nuevo avance para recuperar la sensibilidad en retinas dañadas

Las investigaciones con el fin de restaurar la visión, perdida por enfermedades degenerativas, han experimentado algunos avances en los últimos meses. En artículos publicados anteriormente se puede leer sobre trabajos que están consiguiendo algunos éxitos en este terreno. Conviene mostrarse prudente con un tema tan delicado, ya que los proyectos que están en marcha muchas veces aún no han abandonado la fase de experimentación.

Lo cierto es que hay varias líneas de investigación abiertas en lo que respecta a la recuperación de retinas dañadas. El trabajo de un equipo multidisciplinar de científicos del Instituto de Tecnología Italiano, en Génova, que se ha publicado en Nature Photonics, constituye el capítulo más reciente de los avances producidos.

Los investigadores, compuestos por especialistas en neurociencia y en materiales, han comprobado las posibilidades que ofrece un tipo de polímero fotovoltaico, que puede restaurar la sensibilidad a la luz en retinas dañadas. Este compuesto convierte las partículas luminosas en estimulación eléctrica, sin que sea necesaria ninguna fuente de alimentación energética, como ocurre en otras prótesis.

El polímero fotovoltaico podría reparar las retinas dañadas por enfermedades degenerativas del ojo, como la retinosis pigmentaria, que conllevan pérdida de visión debido a que las células fotoreceptoras dejan de trabajar. El objetivo de los científicos es que este sistema funcione como sustituto de otro tipo de implantes que se están probando y tienen características menos adaptativas.

Pruebas de laboratorio

El equipo del Instituto de Tecnología Italiano colocó retinas dañadas en un cristal recubierto por el tipo de polímero fotovoltaico escogido. Se comprobó que la actividad de las neuronas se producía, es decir, se completaba la tarea de enviar información en dirección al cerebro en respuesta de la luz.

Cuando los investigadores iluminaron la zona vieron que en ella tenía lugar una actividad parecida a la que se observa en una retina sin daños. Las muestras colocadas sobre cristal respondieron al brillo de la luz del día, lo que significa que podrían ser utilizadas potencialmente como implantes. Como contrapartida, el polímero no fue capaz de reaccionar a toda la gama de brillo que los fotoreceptores normales reconocen. La intención es evolucionar el material hasta que soporte la gama completa.

Según los investigadores, cuando el polímero es expuesto a la luz, se acumulan cargas negativas en su superficie. Éstas estimulan las cargas positivas de las neuronas y las activan. Por el momento se están haciendo pruebas de implantes en ratas con retinosis pigmentaria.

En última instancia, incorporando el polímero a las retinas de personas con enfermedades degenerativas se puede recuperar visión perdida. Fabio Benfenati, uno de los responsables de la investigación y experto en neurociencia, comenta que los trabajos empezaron haciendo crecer neuronas sobre estos polímeros fotovoltaicos. Vieron que la iluminación del material podía contribuir a la estimulación de las neuronas.

La necesidad de convivir con tejidos humanos

Una de las ventajas más decisivas de este polímero respecto a otros implantes artificiales es su capacidad para doblarse.  “Incluso un chip delgado de silicio no es flexible, por lo que un polímero orgánico puede constituir la próxima generación de potenciales prótesis de retina, que podrían permitir una cobertura mayor de las partes de la retina porque se pueden doblar”, comenta Stephen Rose, jefe de investigación en la Foundation Fighting Blindness, una organización orientada al tratamiento y estudio de enfermedades degenerativas como la retinosis pigmentaria.

Precisamente el silicio es un material poco adecuado para los implantes en el cuerpo humano. A pesar de que es el componente básico semiconductor de cualquier dispositivo electrónico. Sin embargo, su rigidez lo convierte en poco idóneo para coexistir con tejidos orgánicos, ya que al moverse el implante hay peligro de producir una herida. Condiciones extremas, como la humedad o la salinidad, así como las altas temperaturas tampoco benefician al silicio.

Con el objeto de salvar estas dificultades se está investigando el uso del grafeno, mucho más adaptativo, para implantes en tejidos humanos. Este nuevo material interactúa de forma más fluida con su entorno dentro del cuerpo humano y tiene una gran flexibilidad, sin que por ello deje de ser fuerte. Estas propiedades son similares a las que se presentan en el polímero orgánico, donde la capacidad para doblarse es fundamental para adaptarse a la forma de la retina.

La investigación con implantes de dispositivos electrónicos ya ha dado algunos éxitos recientemente. Un experimento llevado a cabo por la empresa alemana especializada Retina Implant ha logrado hacer que algunos pacientes recuperen parcialmente la visión, gracias a un microchip colocado en la retina, hasta el punto de llegar a leer carteles. Por su parte, la compañía Second Sight ha creado el primer ojo biónico aprobado oficialmente en Europa (y pronto en Estados Unidos), que permite distinguir formas en blanco y negro, aunque no alcanza una precisión absoluta.

Imagen: analytik

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