Los robots domésticos que vemos en la ciencia ficción están próximos a hacerse realidad. Ya contamos con sus versiones simplificadas que preparan el café, barren y limpian el suelo o dan de comer a nuestras mascotas. Y tampoco queda tanto para interaccionar con apéndices robóticos para ayudarnos en nuestro trabajo. Por ejemplo, la tarea de usar un brazo-robot para, en la práctica, disponer de más de dos manos para hacer cualquier tarea.
Hablar de brazo-robot nos retrotrae a nuestra infancia. Algunos pensarán en el Doctor Octopus de Spiderman, que hemos visto en los cómics, en series de TV y en la gran pantalla durante las últimas décadas. Los más veteranos recordarán al Inspector Gadget, que también tenía su arsenal de brazos-robot dispuestos a ayudarle. Y aunque todavía no están del todo implementados, al parecer, aprender a usarlos no debería resultarnos muy complicado.
Sectores de la industria y del sector servicios ha ido incorporando apéndices robóticos que facilitan tareas que requieren fuerza o precisión. En la actualidad, no es difícil encontrar piernas o brazos robóticos que ayudan a quien los lleva a cargar más peso, pasar menos tiempos de pie o forzar menos su propio cuerpo. El siguiente paso será dotar al ser humano de más extremidades mediante brazos-robot que pueda accionar en sintonía con sus brazos de carne y hueso. Y un aspecto importante de ello es poder usarlos sin problemas.
Curso intensivo para usar un brazo-robot
Herramientas complejas como una grúa, un toro elevador o los robots industriales que fabrican toda clase de aparatos y maquinaria, requieren de operarios especializados que han pasado por una formación específica. En algunos casos, se necesita una gran cantidad de horas teóricas y prácticas para empezar a utilizarlas en entornos en los que la precisión y la eficacia son imprescindibles.
Si hablamos de usar un brazo-robot, deberíamos plantearnos también qué formación se requiere y qué perfil de persona puede accionarlos. Y en este sentido, investigadores de Londres y Melbourne han teorizado al respecto. En concreto, científicos de la Queen Mary University de Londres, del Imperial College de Londres y de la Universidad de Melbourne. Y su conclusión es que una hora basta para aprender a usar un brazo-robot.
El estudio se publicó en el IEEE Open Journal of Engineering in Medicine and Biology. Bajo el título Can Training Make Three Arms Better Than Two Heads for Trimanual Coordination? Que podríamos traducir por “¿Puede el entrenamiento hacer que tres brazos sean mejores que dos cabezas para la coordinación trimanual?”. Es decir, que con el entrenamiento adecuado, una misma persona puede combinar sus brazos con un brazo-robot. Y así realizar tareas más complejas coordinadas.
Seguramente que en el ámbito doméstico nos hemos encontrado, en varias ocasiones, con la idea fantasiosa de usar un brazo-robot o tener un tercer brazo con el que asir más objetos y complementar nuestros brazos biológicos. Hay mil cosas que podríamos hacer mejor. Siempre y cuando la coordinación fuera posible. Y en el ámbito profesional las posibilidades también son cuantiosas. Desde abrir una puerta mientras cargamos un paquete, que puede parecernos algo mundano, a realizar operaciones quirúrgicas sin ayuda de terceros manejando varias herramientas a la vez. De manera coordinada y con la precisión exigida.
Aprendiendo a manejar tres manos a la vez
La investigación puso a prueba a 24 participantes que debían realizar diferentes tareas con ayuda de un brazo-robot. Tenían una hora para aprender a utilizarlo. A lo largo de tres días. Aunque también podían recibir la ayuda de un compañero que manejara el brazo robótico. Los resultados, a grandes rasgos, indican que ambas opciones son válidas. Algo que puede leerse de muchas maneras, pero la principal es que una única persona, con una formación de una hora, es capaz de usar un brazo-robot sin ayuda externa.
Para ser más específicos, las tareas implicaban el manejo de tres manos virtuales. Dos eran controladas por las dos manos del sujeto participante. Y la tercera, con ayuda de un pie. La tarea implicaba coordinar las tres manos virtuales para dibujar una forma triangular concreta. Obviamente, si las tareas fueran más complejas que las realizadas en el estudio, se necesitaría más tiempo y formación.
Como punto de partida, allana mucho el camino en la introducción de esta tecnología en determinados ámbitos profesionales y en el diseño mismo de brazos-robóticos para el ámbito doméstico o para entornos profesionales. Aumentando así la productividad del empleado al tiempo que le facilita el trabajo al tener una ayuda adicional. Pero también en cualquier ámbito de nuestras vidas, como rehabilitación, operaciones quirúrgicas o como ayuda a personas que no pueden valerse por sí mismas.