Cuando vivimos tiempos difíciles, a veces es necesario recurrir a los clásicos para que nos recuerden el poder de la paciencia, del trabajo constante, del esfuerzo. Uno de estos casos eternos es el del pensador, abogado y político Mahatma Gandhi. Una persona que sin duda ha marcado a cientos de miles de ciudadanos que han visto en su ejemplo y en su dedicación un modelo al que seguir.
Gandhi dijo una vez una frase que nos deberíamos repetir a menudo: «Sé el cambio que quieras ver en el mundo». Y es difícil, sin duda, despertarnos en un momento tan complicado como el que estamos viviendo de crisis económica, y poner a rodar nuestras ideas. A veces por falta de recursos, por no dejar madurar un sueño o por nuestras propias circunstancias personales y profesionales, somos incapaces de ver más allá y tratar de dejar volar una idea.
Por eso hoy os presentamos algunos casos de éxito de empresas que empezaron en un lugar tan recóndito como un garaje. Un sitio, cuanto menos inhóspito, para montar una idea de negocio y hacerla andar. Un lugar extraño, sin duda, pero que ha dado pie a compañías tan importantes como Amazon, Apple, Disney, Hewlett-Packard o Google. Compañías que han marcado un antes y un después en sus propios sectores, y que pueden marcarnos también el modelo que debemos seguir como futuros emprendedores.
Porque como decía Gandhi, podemos ser el cambio que queremos ser en el mundo. Será difícil, nos caeremos muchas veces, querremos dejarlo y abandonar nuestros propósitos iniciales. Sin embargo, cuanto más alto sea el muro al que nos enfrentemos, más grandes son nuestros objetivos. Y por ello no debemos desanimarnos, sino que hay que seguir peleando. Porque emprendiendo hoy, crearemos futuro mañana.
La historia de una manzana
Los fundadores de una de las empresas más importantes del mundo, Apple, se conocieron a través de un amigo común, Bill Fernández. Pronto aquellos dos jóvenes, Steve Jobs y Steve Wozniak, congeniaron con la pasión que el segundo mostraba desde hace años: la construcción de computadoras propias. Su pasión por la electrónica les llevó a fabricar 50 unidades de aquel primer diseño de Wozniak, al que denominaron Apple I, y venderlas a un comercial de la zona por 500 dólares por unidad.
Aquel primer encargo les llevó tan solo treinta días, y el equipo de Steves trabajó codo con codo por producir sus primeros resultados, lo que les llevaría posteriormente a ser parte de una de las empresas tecnológicas más importantes del mundo. Aquel encargo fue realizado en el garaje de Wozniak, en California.
A partir de ahí, comenzaron a recibir más peticiones de ordenadores, llegando a vender doscientas unidades de aquel Apple I. Dado que sus prestaciones no eran enormes (ya que no contaban con apenas dinero, pues Jobs tuvo que vender su camioneta y Wozniak su calculadora programable), comenzaron a buscar financiación, y llegaron a convencer a un inversor, Mike Markkula, que creyó en su idea donándoles 250.000 dólares. Ese sería el inicio de una historia increíble, enseñándonos que a veces el empeño inicial puede más que la falta de recursos con la que a veces se encuentran los emprendedores.
Los inicios de un buscador
Algunas de las más grandes empresas a nivel mundial son, como vemos, producto de horas de trabajo en un garaje. Una historia que se repite con la compañía Google, propietaria del que quizás sea el buscador más famoso del mundo. Sus inicios también se remontan al estado de California, cuando dos estudiantes de doctorado, Larry Page y Sergey Brin se conocen, dado su trabajo en el área de ciencias de la computación.
Google fue el resultado del proyecto de tesis doctoral de ambos estudiantes, ya que querían mejorar la eficiencia de búsqueda en Internet. Con el objetivo de desarrollar aquella idea inicial de investigación, Page y Brin alquilaron el garaje de Susan Wojcicki en 1998. La hermana de Susan es Anne Wojcicki, biotecnóloga y también emprendedora, y esposa de uno de los fundadores de Google, Sergey Brin. Aquel garaje les suponía en concepto de alquiler 1.700 dólares al mes, pero sin duda, aquella inversión inicial que podemos considerar elevada, fue una buena idea.
Ocho años después de aquel arrendamiento, la compañía norteamericana decidió comprar la casa de Susan Wojcicki, como reconocimiento al trabajo inicial de aquellos doctorandos. Hoy Google cotiza en Bolsa, llegando a alcanzar un nivel de ingresos cercanos a los cuarenta mil millones de dólares en 2011. La compañía cuenta con un sinfín de productos, además de su famoso buscador, como su servicio de correo Gmail, de mapas, de mensajería instantánea, Youtube, Google+ o su propio sistema operativo Android. Una empresa que da empleo a más de treinta mil personas en todo el mundo, que demuestra que aquel alquiler inicial, por costoso que fuera, mereció la pena.
Cómo empezaron los dibujos animados más famosos de la historia
Otro de los grandes comienzos, también en California, tuvo lugar varias décadas antes de que la tecnología ocupara el privilegiado nicho que tiene hoy. En 1923, Robert Disney, tío del famosísimo Walt, poseía una casa en aquella región norteamericana. Fue allí, en un cobertizo, donde la gigantesca empresa de animación fue creada.
El primer proyecto de los hermanos Disney fue una pequeña película sobre Alicia en el País de las Maravillas. Aunque durante los primeros años se sucedieron pequeños éxitos con grandes fracasos, sólo cinco años después de haber comenzado en aquel garaje californiano, Mickey Mouse fue creado. Más adelante llegarían Pinocho, Blancanieves y los Siete Enanitos, y después muchos más personajes, producidos por una compañía gigantesca, que cuenta a día de hoy con más de 130.000 trabajadores en todo el mundo.
No importa el lugar, la idea es lo fundamental
La historia de varias de estas compañías, a las que podríamos sumar un gran listado, donde entraría Amazon, Harley Davidson, Hewlett-Packard (que vendió su primer producto precisamente a Disney) o incluso Mattel, nos enseña que no importa lo difícil que sea el camino que tenemos ante nosotros, sino la propia voluntad y energía que pongamos en conseguir nuestras metas.
Como hemos visto, estas compañías fueron un éxito, y de inversiones iniciales pequeñas, consiguieron beneficios multimillonarios. Cierto es que estas empresas representan casos únicos en el mundo, porque en el camino también se han quedado ideas que luego se vieron abocadas al fracaso. Sin embargo, programas como Talentum o Wayra pueden ser el pilar sobre el que se sustenten nuestros proyectos. En ocasiones, las iniciativas emprendedoras fallan por falta de recursos, y es entonces cuando los planes de apoyo al emprendimiento se hacen más necesarios.
Por ello, estos proyectos buscan despertar las mentes más creativas para que innoven y sus ideas lleguen al mercado, dando un beneficio a la sociedad. Para que emprendiendo hoy, podamos tener un futuro mañana. Y para que imitemos a Gandhi, y podamos ser el cambio que soñamos en el mundo. Aunque sea, precisamente, desde un garaje.
Imágenes | Flickr, Business Insider