El de economía azul es un concepto que desconocía hasta hace unas semanas, cuando leí titulares que me pusieron sobre la pista: hablaban de sustituir el algodón por las algas en la industria textil, el litio por la madera en las baterías, obtener papel de las piedras, o usar el café para cultivar hongos.
El artífice de todas estas ideas es Gunter Pauli, un gurú belga que se dedica a buscar cómo optimizar, reutilizar, aprovechar y, en muchos casos, repensar la manera de hacer las cosas.
Presentado como informe para el Club de Roma, La economía azul es el título de su obra, en la que expone una filosofía empresarial que se basa en la imitación de la naturaleza, aplicando los conocimientos sobre ella al mundo empresarial para ir hacia un sistema universal, competitivo y sostenible. El libro recoge “cien iniciativas empresariales innovadoras que pueden generar cien millones de empleos en los próximos diez años”. Se trata de innovaciones reales, científicamente contrastadas y económicamente viables, algunas ya puestas en práctica y otras a la espera de alguien que las lleve a cabo. Todas, con un gran potencial transformador, señalan una vía alternativa hacia un mundo mejor.
Por ejemplo, el algodón es una planta que requiere mucha agua y los mayores productores —China e India— no la tienen. Necesita, además, mucha química. Se dice que el 20 por ciento de los pesticidas en el mundo se dedican a esta plantación. Por tanto, ¿por qué vestirnos con algo que no es sostenible? Podría sustituirse por las algas: los alginatos tienen un tacto similar al nailon y, además, de la extracción del alginato se obtiene un residuo que es un excelente alimento para el ganado. Dado que los mayores productores de algas serían los países con costa y España la tiene, necesita empleo y encima está importando alimento para ganado, sería más que interesante…
Pauli estará los próximos días 24 y 25 de abril en Madrid, en el octavo Congreso Mundial de Economía Azul. El objetivo de este encuentro es presentar casos concretos de modelos de negocio innovadores, desarrollados por emprendedores según los principios de esta corriente. Para ello, Pauli trabaja con una red mundial de investigadores, que integra a 3.000 científicos.
El belga está de actualidad porque, como economista y mentor del emprendimiento, ve en todas estas ideas también una cartera de oportunidades para salir de la crisis. Y en el mundo materialista en el que vivimos reclama el poder de la imaginación.
En una entrevista reciente señalaba: “Yo soy un producto de Antoine de Saint-Exupéry. Si queremos enseñar a un joven cómo hacer un velero, no le enseñemos en primer lugar la técnica. Hablémosle de los grandes viajes que emprenderá, de las diferentes culturas que conocerá, de los desafíos que superará… y así terminará construyendo el mejor velero. En este momento necesitamos imaginación. Sin ella, no es posible salir de la crisis. Y luego hay que pasar de la imaginación a la visión, y de la visión a la ciencia y al riesgo… Debemos mantener la capacidad de mantener viva la imaginación y hacerla realidad.”
Imagen: Gunter Pauli by Hub Bogotá
