El creciente uso de dispositivos móviles ha desatado en algunas personas la histeria sobre sus posibles daños sobre nuestra salud. Algunos expertos incluso hablan de una enfermedad denominada hipersensibilidad electromagnética. Pero, ¿existe en realidad?
Hace unas semanas, abordamos desde Think Big la polémica sobre si las ondas electromagnéticas realmente afectaban o no a nuestra salud. La creencia popular de que el uso de los dispositivos móviles tenía alguna relación con un aumento de la prevalencia del cáncer había sido descartada, según los estudios científicos disponibles hasta el momento.
En relación con esa temática, hoy nos proponemos explicar un tema similar: la supuesta aparición de una enfermedad conocida en los medios como hipersensibilidad electromagnética. ¿Existe realmente una base médica que permita comprobar si la existencia de este síndrome es o no cierta?
Hipersensibilidad electromagnética, ¿realmente existe?
De acuerdo a un informe publicado por la Organización Mundial de la Salud en 2006, algunos expertos describían la hipersensibilidad electromagnética como «un fenómeno en el que los pacientes experimentaban efectos sanitarios adversos mientras usaban o estaban próximos a dispositivos que emitían campos eléctricos, magnéticos o electromagnéticos«.
Cinco años más tarde, un juzgado de Madrid concedía la incapacidad laboral a una persona afectada por el síndrome de hipersensibilidad electromagnética. ¿Se trata entonces de una enfermedad verdadera? ¿Existen pruebas científicas que la avalen como tal?
Si realizamos una revisión en profundidad de la literatura científica, veremos que la mayoría de los investigadores atribuye a una causa psicológica la aparición de la supuesta hipersensibilidad electromagnética. ¿Existe entonces una motivación psicosomática que explique los síntomas que sufren los pacientes?
Entre los efectos que podríamos encontrar en los individuos, encontraríamos algunos como la fatiga, el cansancio, la sensación de quemazón, la palpitación cardíaca, las náuseas o la falta de concentración. Aunque estos síntomas son reales, actualmente no podemos determinar, con base en la evidencia científica disponible, que sean causados por la existencia de la hipersensibilidad electromagnética, tal y como explican en un artículo publicado en la revista BMC Public Health:
A causal association of EMF exposure with symptomatic and other physiologic or cognitive reactions cannot be adequately supported.
La evidencia científica disponible descarta su existencia
En otras palabras, sí que existen pacientes que manifiestan una sintomatología relacionada, pero de momento no podemos demostrar la relación causa-efecto con la radiación electromagnética. Para demostrar esto, basta citar dos artículos científicos.
El primero, publicado en la revista Journal of Psychosomatic Research, hablaba de la relación que existía entre un aumento del porcentaje de personas supuestamente afectadas por el síndrome y la aparición de noticias sobre la hipersensibilidad electromagnética en prensa. En otras palabras, cuanto más oíamos sobre el tema en los medios de comunicación, más fácil era que «sufriéramos» síntomas relacionados. Una relación muy extendida en los fenómenos de tipo psicosomático.
El segundo artículo que llama la atención es el difundido en el congreso anual de la Engineering in Medicine and Biology Society. En esta revisión se determina que los pacientes diagnosticados con hipersensibilidad electromagnética no perciben la radiación emitida por los smartphones mejor que los individuos sanos.
En este sentido, cabe plantear otra pregunta. Si no son capaces de detectar dicha exposición, ¿cómo es posible afirmar que los síntomas asociados se deben única y exclusivamente al uso de dispositivos móviles o a la cercanía respecto a ellos?
Algunos expertos explican que la sintomatología asociada a la hipersensibilidad electromagnética no se debe a la existencia real de dicha enfermedad. Y es que muchas de las pistas que presentan los pacientes podrían estar relacionadas más bien con otros problemas de salud cotidianos, tales como el estrés.
En otras palabras, hasta el momento la evidencia científica disponible nos invita a pensar que la hipersensibilidad electromagnética no puede ser clasificada como un síndrome ante el que la medicina deba actuar, prevenir y/o tratar en su caso.
Aunque no se debe descartar que esta teoría no pueda ser demostrada en el futuro, lo cierto es que la investigación anima a pensar en causas psicosomáticas, más que en una realidad en la que la radiación electromagnética cause daños y perjuicios sobre nuestra salud.
Imágenes | Woodleywonderworks (Flickr), Robert S. Donovan (Flickr), stuartpilbrow (Flickr)