Las microinyecciones podrían ayudar a millones de personas que sufren cada vez que tienen que pincharse ya sea por enfermedad o para vacunarse.
Un equipo de científicos de la University of British Columbia en Canadá está desarrollando un parche de microinyecciones que podría hacer la vida más fácil a millones de personas.
Esta solución consistiría en un pequeño parche con unas microagujas que a simple vista tan sólo parece un fino papel metálico de 8 milímetros cuadrados con rugosidades. Sin embargo, esta especie de papel de aluminio contiene una serie de “microvolcanes” por los que pasa la dosis almacenada en un depósito.
La epidermis se compone de varias capas dependiendo de la región de la piel. Con las microinyecciones ideadas por este equipo solamente la capa córnea, la más externa de la piel, sería la que tendría que ser atravesada para poder introducir la dosis en el paciente.
El funcionamiento de estas matrices de microinyecciones, tal y como la llama el Dr. Boris Stoeber, profesor asociado del laboratorio que la está creando, no puede ser más sencillo. Cada una de estas matrices puede contener entre 50 y 100 microinyecciones y un pequeño depósito con el medicamento o la vacuna pertinente. Un sistema tan sencillo deja preveer fácilmente los beneficios que aporta para el usuario. Se podrían enviar por correo a pacientes que sin apenas instrucciones serían capaces de autoadministrarse la dosis indicada.
En cuanto al coste de las microinyecciones, sus creadores estiman que cada uno de estos parche tendría un coste de producción de unos 10 céntimos de dólar. Sin duda estaríamos hablando de un producto que facilitaría la vida a millones de personas que tienen que administrarse diariamente inyecciones dentro de su programa de medicación. Sólo hay que pensar en los millones de diabéticos que han de pincharse cada día para controlar el nivel de glucosa en sangre. Otro de los posibles usos de las microinyecciones sería la administración de vacunas. El ahorro en el coste de producción, distribución, manipulación y administración a los pacientes sería sin lugar a dudas mucho más reducido.
Imagen Georgia Tech