Los nanomotores con capacidad de movimiento independiente abren las puertas a nuevos tipos de terapias para tratar el cáncer y otras enfermedades
Posiblemente más de una vez has oído hablar de los nanorobots y los múltiples e interesantes usos y beneficios que previsiblemente tendrán en un futuro para la salud humana. En la actualidad aún están en fase de investigación y desarrollo los primeros prototipos de estos ingenios, aunque en Corea del Sur ya se están probando en algunos pacientes para atacar células cancerígenas.
Dentro de la nanorobótica existen diferentes ramas de investigación, entre las que se encuentran los nanomotores, artefactos de escala molecular con capacidad de convertir energía en movimiento. Las investigaciones sobre los nanomotores son más recientes que las de los nanorobots, ya que apenas cuentan 10 años. La Univesidad de Penn ha sido pionera en el estudio y desarrollo de estos ingenios.
En el último número de la revista Angewandte Chemie International se publica un trabajo sobre la investigación llevada a cabo por un grupo de investigadores de la Universidad de Penn, que han logrado controlar nanomotores que habían sido colocados previamente en el interior de células humanas. Gracias a esto se han podido observar mecanismos de respuesta al nanomotor en la propia célula que no se habían visto hasta ahora.
Como dicen los profesores Tom Mallouk y Evan Pogh “esta investigación es una demostración viva de que es posible usar nanomotores sintéticos para estudiar la biología celular por nuevas vías. Deberíamos ser capaces de usar nanomotores para tratar el cáncer y otras enfermedades manipulando las células desde el interior. Los nanomotores podrían hacer cirugía intracelular y suministrar medicinas no invasivas en el tejido vivo del paciente”.
Uno de los avances interesantes de este experimento se ha conseguido gracias al profesor Thomas Mallouk y al físico francés Mauricio Hoyos. Hasta ahora, la primera generación de nanorobots requerían de combustible que producían desechos tóxicos para las células, por lo que representaba una gran barrera a la hora de utilizarlo en un cuerpo humano. Lo que han descubierto los investigadores es que por medio de ultrasonidos los nanomotores rotan o se desplazan por la célula sin producir desechos de ningún tipo. De esta manera, estos pequeños dispositivos pueden moverse de manera autónoma, capacidad que, según Mallouck, “podría ayudar a los nanomotores a destruir selectivamente las células que les absorbieron».
Para llevar a cabo el experimento, se utilizaron las famosas e inmortales células HeLa, que “ingirieron” los nanomotores sintéticos. En el momento en que se enviaban ondas de ultrasonido a las células, los nanomotores localizados en su interior empezaban a propulsarse y a moverse magnéticamente gracias a estar construidos por partículas metálicas con forma de cohete. De esta manera, el nanomotor puede desplazarse dentro de la célula e interactuar con los componentes internos de la misma. En un futuro, cuando se puedan programar para realizar otras acciones, podrán destruir la célula, modificar su estructura u otra acción que permita curar una enfermedad o (esperemos que no) provocar una plaga gris.
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