experimento con monos

Un experimento logra que un mono controle los movimientos de otro

Conectados mediante chips, uno de los monos consiguió controlar los movimientos del otro.

En uno de los experimentos que se realizan con interfaces cerebrales, los investigadores han conseguido conectar a dos monos mediante microchips, con el resultado de que uno de ellos podía enviar órdenes al otro. El segundo sujeto hacía movimientos en función de la información transmitida a través de una interfaz cerebral por el primero.  El doctor Ziv Williams, experto en neurocirugía de Harvard y autor de un paper en Nature Communications que describe el experimento, señala que los resultados podrían ayudar a tratar pacientes con parálisis y lesiones de médula.

El experimento ha consistido en la implantación de dos microchips, cada uno de ellos en uno de los sujetos. Al primer mono se lo colocaron en el cerebro, mientras que el segundo el dispositivo se colocó en la médula espinal. El primero de los animales era el que enviaba las órdenes. Para que el segundo respondiera adecuadamente, los investigadores tuvieron que estudiar la actividad neuronal del primer sujeto.

experimento con monos

Por una parte observaron su actividad neuronal y al mismo tiempo comprobaron qué movimientos producía en su cuerpo dicha actividad. A partir de ahí sacaron patrones con el fin de trasladar estos movimientos al segundo sujeto mediante una interfaz cerebral. Una vez que los dos monos estuvieron conectados, el pensamiento del primero hacía que el otro moviera un miembro.

No es la primera vez que se identifican los patrones de la actividad neuronal que producen ciertos movimientos y éstos se intentan reproducir artificialmente mediante estimulación. De hecho, un experimento reciente probó a conectar mediante interfaces cerebrales a dos humanos. Con una dosis de concentración y el software adecuado lograron que el segundo sujeto hiciera un movimiento espasmódico de un dedo.

En este caso, el experimento con monos podría tener aplicaciones futuras para pacientes con lesiones de médula espinal, según indica el doctor Williams. El objetivo último es trasladar el movimiento que genera el cerebro a un miembro paralizado o a un brazo robótico, estimulando la zona de la médula que corresponda. El principal reto consiste en reproducir movimientos complejos, como puede ser agarrar un objeto, que requiere un alto grado de precisión.

Imagen:  scholz

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