La exploración espacial podría cambiar para siempre con la impresión 3D. Agencias como la NASA o la ESA ya usan esta tecnología en sus investigaciones.
Hace unos meses, la NASA sorprendía anunciando el uso de la impresión 3D en la fabricación de módulos lunares, demostrando las posibilidades que tiene esta tecnología en la construcción. No era la única aplicación que la agencia espacial pretendía realizar, ya que las impresoras 3D también podrían ser utilizadas en la innovadora disciplina de la bioimpresión, para así contar con comida, tejidos humanos útiles o madera para los astronautas en el espacio.
Conocer cómo se puede imprimir bajo gravedad cero o descubrir si estos prototipos funcionarían bien en la Estación Espacial Internacional resulta fundamental para saber si la impresión 3D es o no efectiva en este tipo de investigación. La NASA, sin embargo, no ha sido la única agencia que ha apostado por esta tecnología.
Como explica Matt Showalter, miembro del Goddard’s Innovation Lab, «la NASA tiene un singular interés nacional en colaborar con otras instituciones para impulsar la impresión 3D en sus aplicaciones en la exploración espacial». En esas alianzas sobresale el trabajo de la Agencia Espacial Europea, su homóloga comunitaria, que también trabaja en el desarrollo de esta tecnología con fines espaciales. Recientemente, la ESA ha publicado un resumen del impacto que las impresoras 3D podrían tener sobre la exploración del Universo.
Satélites o celosías ultraligeros fabricados mediante impresión 3D
Una de las ventajas de la impresión 3D, según la ESA, es la construcción de prototipos y dispositivos mucho más ligeros. Entre los sistemas que podríamos fabricar y utilizar en el espacio se encuentran innovadores satélites o celosías con una mayor resistencia térmica, condición imprescindible dado que el motor de las naves puede alcanzar los 2500ºC.
Diseño de modelos y prototipos para investigación
Otra de las grandes ventajas de la impresión 3D es que puede ser utilizada para «ver» los sistemas y prototipos diseñados por los ingenieros antes de que sean usados con su tamaño real. La fabricación de estos modelos ayudaría a agilizar la preparación de algunas misiones espaciales, que tardan varios años en completar sus prototipos y proyectos antes de viajar fuera de la Tierra.
Un ejemplo de esta aplicación se encuentra en la construcción de válvulas de titanio hechas con impresoras 3D, para comprobar que su funcionamiento era correcto. Este primer uso comenzó en 2009 y desde aquel año la ESA sigue apostando firmemente por esta tecnología para dar el visto bueno a la fabricación de muchas piezas usadas luego por la exploración espacial.
En la actualidad, con el reducido precio de la impresión 3D la exploración espacial puede ser una de las grandes beneficiadas por esta tecnología. No hay duda de que las impresoras 3D están revolucionando aspectos cotidianos de nuestra vida diaria, pero también la investigación realizada desde agencias como la NASA o la ESA puede dar grandes pasos con esta metodología.
