Avances significativos sobre el rejuvenecimiento de músculos y cerebro. Una proteína que está presente solo en la sangre de individuos jóvenes puede tener la clave para revertir el envejecimiento
El domingo se publicaron dos investigaciones que parecen confirman la relación entre juventud y sangre, aunque ahora respaldada por la comunidad científica. Sendos estudios, uno de la Universidad de Stanford y el otro de la Universidad de Harvard, indican que es posible hacer rejuvenecer los órganos de ratones adultos gracias a una proteína.
Primeras investigaciones
Para explicar el origen de este descubrimiento nos tenemos que remontar a las investigaciones del bioquímico Clive McCay a mediados del siglo pasado. En su trabajo, McClay encontró una relación directa entre la transfusión de sangre entre parejas de ratones jóvenes y ancianos y el rejuvenecimiento de los músculos y órganos vitales.
En sus experimentos, McCay transfirió tanto sangre joven a ratones ancianos como sangre anciana a ratones jóvenes a través de un proceso conocido como parabiosis. El experimento dio como resultado una mejora notable en los órganos del ratón anciano y a su vez un envejecimiento prematuro de los del ratón joven.
Sin embargo, debido a la falta de conocimientos sobre las células madre no se pudo concretar la razón de dicho rejuvenecimiento. Hubo que esperar unos cuantos años para entender el papel fundamental de las células madre en la regeneración de los tejidos.
Hoy en día sabemos que las células madre permanecen en nuestro organismo, pero van dejando de recibir las órdenes adecuadas, por lo que dejan de actuar como reparadoras de órganos dañados según vamos envejeciendo.
Ya en pleno siglo XXI, el equipo dirigido por el Profesor Thomas Rando de la Universidad de Stanford, replicó los experimentos de McCay con parabiosis en ratones. Unieron parejas de ratones jóvenes con adultos durante cinco semanas y pudieron observar cómo los músculos de los ratones más viejos se recuperaban y reparaban tan rápido como los de los ratones jóvenes. Esto hacía suponer que existían componentes en la sangre de los ratones jóvenes que permiten reactivar las células madre de los ratones ancianos. Dicho de otro modo, la sangre de los ratones viejos, tiene ciertas características que duerme a las células madre y les impide actuar como lo harían en jóvenes.
Posteriormente, la Dra. Amy J. Wagers, antigua componente del equipo del Profesor Rando, continuó con estas investigaciones. Comparando componentes de la sangre de especímenes jóvenes con la de ancianos, descubrieron la proteína GDF11, sólo presente en las muestras de los jóvenes. Para comprobar si efectivamente esta proteína era la responsable del envejecimiento, inyectaron un suplemento de GDF11 en ratones viejos y observaron el rejuvenecimiento de músculos y órganos.
Efectos rejuvenecedores en el cerebro
En el 2011, Saúl Villeda, del equipo de la Universidad de Harvard, continuando con los trabajos de la Dra. Wagers, publicó un estudio sobre el efecto de la proteína GDF11 en el cerebro de los ratones. En sus investigaciones observaron un gran incremento neuronal en la zona del hipocampo en el ratón viejo a partir de transfusiones de sangre del ratón joven durante el periodo de parabiosis.
En el estudio publicado el domingo, el equipo del Dr. Villeda detalla cómo se produce este incremento neuronal en el hipocampo del ratón viejo permitiendo crear nuevas conexiones. Cuando los investigadores eliminaron la parabiosis entre los dos ratones, e inyectaron plasma del ratón joven en el viejo, pudieron observar un incremento en las conexiones neuronales del ratón así como una mejora en los resultados de los test de memoria que les hicieron.
Por su parte, el estudio del equipo de la Dra. Wagers descubre los efectos en áreas específicas del cerebro en ratones adultos al inyectar la proteína GDF11. Una vez conocidos los efectos rejuvenedores en ratones por medio de la parabiosis, el equipo de la Dra. Wagers inyectó la proteína GDF11 en un ratón adulto sin parabiosis. Aunque el resultado dio un importante incremento de los vasos sanguíneos y de neuronas fue, sin embargo, menor que los observados con parabiosis.
En base a ambos estudios, permaneceremos atentos a los avances con la proteína GDF11 en humanos, así como cualquier otro adelanto que pueda afectar a la desactivación de las células madre de individuos adultos.
Si las investigaciones con la proteína GDF11 son fructíferas, además de revertir los efectos naturales de la edad, podría significar un avance más que significativo en los tratamientos de pacientes con diversas dolencias. Por ejemplo, ahora que se está avanzando en el diagnóstico precoz de alzhéimer, un tratamiento preventivo podría ser muy eficaz para eliminar cualquier síntoma de la enfermedad antes de que aparezca.
Imagen Digital Journal