¿Son las cucarachas los únicos seres vivos capaces de sobrevivir en medios con elevadas tasas de radiación? La naturaleza esconde organismos capaces de resistir un desastre nuclear como el de Fukushima o Chernóbil.
El 26 de abril de 1986 sucedería algo que marcaría un antes y un después en la historia del mundo. Esa mañana los técnicos de la central Vladimir Ilich Lenin realizaban una prueba en la que se simulaba un corte eléctrico, que provocaría un sobrecalentamiento del reactor nuclear y posteriormente, la explosión del hidrógeno que estaba almacenado dentro. El desastre nuclear de Chernóbil sería recordado como el más grave según la Escala Internacional de Accidentes Nucleares.
Veinticinco años después, la tragedia del desastre nuclear volvió a sobrevolar el planeta. El accidente de Fukushima, ocurrido tras un terremoto y posterior tsunami, obligó al gobierno japonés a evacuar a las poblaciones cercanas. El objetivo no era otro que mantener un perímetro de seguridad adecuado para evitar que la radiación afectara a los habitantes cercanos a la central donde se había producido el desastre nuclear.
Se suele decir a menudo que si este tipo de accidentes afectaran a todo el planeta, la Humanidad desaparecería por completo. Y que las únicas especies que podrían sobrevivir a una catástrofe de este tipo serían las cucarachas. Estos seres vivos, considerados por algunos como «bichos desagradables«, parecen ser bastante resistentes a la radiación. ¿A qué se debe su fama?
La ciencia tiene claro que la radiación que emanaría en un desastre nuclear afectaría a todos los organismos vivos. Sin embargo, sus perjudiciales efectos no serían los mismos sobre las especies. Y es que la radiación provoca un daño mayor en aquellas células que están dividiéndose: ésta precisamente es la base de cualquier tratamiento de radioterapia contra el cáncer.
Las células tumorales se dividen más rápidamente que las células benignas. Aunque la radiación afecta también al ADN de las células que no se encuentran dividiéndose (la mayoría son células «sanas»), éstas son capaces de restaurar el daño realizado y reparar su material genético. No ocurre lo mismo en el caso de las células tumorales, que por su extraordinaria rapidez de división, son incapaces de «pararse» a arreglar los problemas ocasionados por la radiación.
Algo similar ocurre en el mundo macroscópico. Las células de una persona se renuevan cada poco, mientras que las cucarachas (y en general, la mayor parte de artrópodos) sólo realizan su «muda» una vez a la semana. Esto significa que pueden evitar mucho mejor el daño tras un desastre nuclear. Su pequeño tamaño, además, les permitiría esconderse en «recovecos» y estar a salvo.
Como curiosidad, las cucarachas no son las únicas especies que podrían resistir un desastre nuclear. Desde hace tiempo se conocen otros seres vivos, como las bacterias Deinococcus radiodurans o Thermococcus gammatolerans, que también son capaces de sobrevivir en medios con una elevada tasa de radiación. Como siempre, la naturaleza muestra todo su poderío ante la posible aparición de un desastre nuclear como el de Fukushima o Chernóbil.
Imágenes | Pixabay, Cocoparisienne (Pixabay)