Un nuevo enfoque en el control del colesterol malo podría ayudar a reducir los ataques al corazón hasta en un 90%. Una técnica basada en la edición a la carta del ADN es la responsable de este avance
Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en el mundo. Según los datos de la OMS, en el año 2012 más de 7 millones de personas en el mundo murieron por enfermedades de este tipo, casi el 13% del total. Y a medida que aumenta la edad lo hacen de forma paralela las probabilidades de sufrir un ataque al corazón. A partir de los 40, uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres son susceptibles de sufrir un ataque al corazón.
Ahora un equipo de científicos de la Harvard Stem Cell Institute en colaboración con investigadores de la Universidad de Pennsylvania han realizado un importante avance que podría reducir considerablemente la posibilidad de sufrir un ataque al corazón al disminuir de manera notoria los niveles de colesterol.
Según se publica en la revista Circulation Research, el equipo liderado por Qiurong Ding han obtenido resultados exitosos en ratones y esperan replicarlos exitosamente también con humanos.
Mutaciones “buenas” y mutaciones “malas”
Para explicar el origen de este descubrimiento nos tenemos que remontar al año 2003, cuando investigadores en Francia sometieron a estudio a familias con niveles muy altos de colesterol. En los análisis de sangre realizados encontraron que el gen PCSK9 funcionaba como un regulador de colesterol debido a que mutaciones en este gen eran las responsables del colesterol alto y de ataques al corazón. La buena noticia es que la mutación “mala” de este gen es extremadamente rara y por tanto afecta a muy pocas familias.
Posteriormente, un grupo de investigadores en Texas descubrieron que aproximadamente el 3% de la población tienen mutaciones en el gen PCSK9 que provocan un efecto contrario al descrito por los investigadores franceses. Aquellos con estas mutaciones “buenas” tienen de media entre un 15 y 28% de la lipoproteína de baja densidad (comúnmente conocido como colesterol LDL o malo) que se traduce en una probabilidad de entre un 47 y un 88 por ciento menos que la media de sufrir un ataque al corazón.
Según explica Kiran Musunuru, profesor asistente en la Universidad de Harvard, existe un porcentaje de población que está protegida de manera natural frente a un ataque al corazón. Si se consiguiera replicar lo que hace la naturaleza, se podría proteger a la población de los ataques del corazón.
“El gen PCSK9 se expresa principalmente en el hígado y produce una proteína que está activa en el torrente sanguíneo de forma que ayuda a prevenir el flujo de colesterol en la sangre. Muchas farmacéuticas han estado desarrollando sus propias soluciones, pero el problema es que los efectos de estas medicinas no se mantienen y es necesario repetir regularmente. La opción más utilizada en la actualidad para reducir el colesterol son las basadas en estatina. Pero muchos pacientes que la toman a diario siguen sufriendo ataques al corazón. Por lo tanto existe todavía una gran necesidad de por encontrar una solución aplicando nuevos enfoques” explica Musunuru.
Modificación a la carta de los genes
El equipo de investigadores, aprovechó la tecnología llamada CRISPR/Cas9 para la edición del ADN. “Cas9 es una proteína que permite romper el ADN y CRISPR es un componente del ARN que une secuencias y dirige a Cas9 a la parte del ADN deseada. Esto permite romper el ADN donde quieras. La célula puede autorepararse, aunque a veces con errores, lo cual es útil si quieres modificarlo” comenta Musunuru.
Con este proceso es posible generar cambios permanentes a nivel del ADN. A partir de las pruebas realizadas con ratones, se pudo comprobar que se puede utilizar la edición del genoma para convertir a la gente sin la mutación “buena” del gen PCSK9 en personas como las nacidas con dicha mutación. Las pruebas realizadas demuestran que a los 3 ó 4 días de haberse introducido en el hígado, la mayoría de las copias de genes se habían introducido en el lugar deseado por los investigadores.
Gracias a esto, se pudo ver una reducción significativa de la proteína en el torrente sanguíneo. En los ratones utilizados en laboratorio supuso una reducción de entre el 35 y 40 por ciento de los niveles de colesterol. Trasladado a los humanos, significaría una reducción de cerca de un 90% de ataques al corazón.
Gracias a este avance, se podría llegar a un tratamiento consistente en una única aplicación que afecta únicamente al hígado, modificando su genoma y sin efectos secundarios. Según los cálculos estimados del equipo científico, se podría reducir los ataques al corazón en hasta un 90%.