Brayan Salazar, un joven hondureño de 21 años, ha inventado una forma de cargar dispositivos móviles en lugares donde no hay electricidad.
En ciertos viajes, normalmente bañados de exotismo, se puede producir una situación incómoda. Nada grave, pero debido a la costumbre adquirida en pocos años de estar siempre conectados, con el móvil presto para usarlo en cualquier instante, el ver cómo se agotan los últimos restos de batería y saber que no hay posibilidad de cargar el terminal desesperará a más de uno. Brayan Salazar, un hondureño de 21 años, ha dado con una ingeniosa solución a este problema. Gracias a un sistema eólico es posible cargar el móvil en zonas sin electricidad.
Brayan Salazar ha crecido en una familia de recursos económicos limitados. Su educación básica se completó con un ciclo de formación administrativa y su deseo de estudiar Ingeniería Electrónica en la Universidad Tecnológica de Honduras se vio truncado a medias por la falta de dinero. Su padre trabaja de albañil y su madre emigró a Estados Unidos. Ella fue quien a los 15 años le regaló un ordenador viejo comprado de segunda mano. Con este ‘juguete’ Brayan acunó la pasión por desmontar aparatos, arreglarlos, estudiar sus tripas y combinarlas con otros elementos.
De forma autodidacta aprendió a arreglar en casa todo lo que se rompía, cualquier cosa que tuviera que ver con electricidad o mecánica. Solucionaba todo tipo de problemas de este tipo. Y precisamente es lo que hizo en 2012, cuando al acudir al funeral de su abuela, en una aldea de Perspire, en el departamento de Choluteca, su familia se dio cuenta de que no podían cargar los móviles.
La red eléctrica no llegaba hasta el poblado y el sitio más cercano donde se podían enchufar los terminales estaba a dos horas andando. Por suerte para todos –y seguramente para dicha del propio Brayan– el precoz inventor llevaba su habitual mochila repleta de herramientas y piezas electrónicas, su propio desguace-taller portátil.
Solo tardó unas pocas horas en dar solución al problema. Brayan pensó que se podía utilizar la energía eólica para cargar los móviles y se puso manos a la obra. Una botella de plástico recortada por aquí, una bobina acá, el generador por otro lado y para finalizar… un palo de escoba, por qué no. El resultado fue una hélice de plástico conectada con un generador que a su vez se enlazaba con un cable y adaptador USB.
Brayan y sus familiares se subían a un autobús en turnos de 20 minutos para cargar sus móviles. El viento propulsaba las hélices que hacían girar la bobina, creando un campo magnético que el generador convertía en corriente alterna. Para convertirla en corriente continua el joven se sirvió de un circuito electrónico que hacía de intermediario con el cable USB.
El invento para poder cargar el móvil en zonas sin electricidad no daña la batería de los dispositivos gracias a un transistor que regula la intensidad independientemente de la fuerza del viento. Brayan ha sido seleccionado por la MIT Technology Review en su serie de Innovadores menores de 35 años, para el área de Centroamérica. Su intención es profundizar en este trabajo para hacer que sirva de ayuda a mucha gente que no tiene acceso a la red eléctrica. No en vano en Honduras la electricidad apenas cubre el 70% del país.
Imágenes: Garden State Hiker y Moment Catcher