La empresa Knightscope ha creado el robot K5, destinado a labores de vigilancia y que podría sustituir algunas funciones de los guardias de seguridad.
La vigilancia de edificios y grandes instalaciones requiere de un equipo de empleados de seguridad que pasen las horas recorriendo pasillos, visitando estancias y comprobando que todo está en orden. Es a la vez un elemento disuasorio y una forma de dar la alarma rápido si ocurre algo. Son precisamente las funciones para las que ha sido creado el robot K5, cuyo aspecto recuerda más al de una aspiradora excesivamente alta o a un R2-D2 de diseño más limpio y algo menos aparatoso.
La empresa que fabrica el robot K5 se llama Knightscope y es una startup radicada en Silicon Valley que ha trabajado dando forma a este proyecto desde el pasado año. En principio Silicon Valley parece un lugar para probar estos vigilantes de seguridad robóticos, pues muchas grandes empresas necesitan contratar seguridad privada para sus campus y sus instalaciones. Por el momento ya se ha hecho una prueba al menos en la sede de Microsoft, donde los K5 han campado a sus anchas patrullando un cierto espacio que tenían asignado.
Ni qué decir tiene, el robot K5 cuenta con las últimas tecnologías en lo que se refiere a sensores. Posee cuatro cámaras de alta definición que tienen el objetivo de abarcar los 360 grados, así como otra dedicada a reconocer matrículas de coches. También está equipado con cuatro micrófonos para captar todo tipo de sonidos, vengan de donde vengan. A esto se le suma su capacidad de medir la temperatura, los niveles de dióxido de carbono y la presión atmosférica gracias a un sensor que mira porque estos valores no lleguen a ser preocupantes.
Toda la información que recogen los K5 la transmiten a través de WiFi o de una red móvil a un ordenador para que las personas responsables de la seguridad puedan comprobar que todo está bien. Sin embargo, en caso de detectar algo raro el robot envía una alarma para que se tomen las medidas oportunas. Si se topa con un intruso se pone frente a él impidiéndole el paso. Si la persona intenta detener al K5 este se pone a pitar y envía un aviso al centro de control. Si las cosas se ponen feas el pitido será ensordecedor y se mandará un aviso urgente.
En cuanto al desplazamiento, los robots disponen de un sensor GPS y un LIDAR para orientarse. Una vez se les den las instrucciones de cuál es su área a vigilar, algo que hace un operario con ayuda de un mando a distancia, los K5 pueden moverse evitando obstáculos y sin chocar contra las paredes. Por supuesto tienen una batería que se acaba, pero esto no representa un gran problema, pues dura alrededor de un día entero y la carga se produce en menos de 20 minutos, en realidad, un pequeño descanso en la jornada laboral.
Imágenes: Kinghtscope