Internet de las Cosas supone el encuentro definitivo de Internet con el mundo físico. En este nuevo mundo híbrido muchas cosas van a cambiar, una tercera Revolución Industrial de la de habla Jeremy Rifkin, un entorno lleno de oportunidades y en el que algunas startups españolas ya están tomado posiciones.
Según IDC, el número de dispositivos y objetos que podrían ser conectados a Internet se está acercando a los 200.000 millones, de los que el 7% ya están conectados y se comunican a través de la Red. Los datos que se obtienen de estos objetos conectados representan el 2% de los datos mundiales. IDC predice que para el año 2020 el número de objetos conectados alcanzará los 32.000 millones –el 10% de los datos de todo el mundo–.
Estos objetos conectados y sus sensores hacen que las cosas tengan “ojos y orejas”, como afirmaba el arquitecto y urbanista William Mitchell en su Me++, que les permiten ser conscientes del entorno que les rodea (context awareness) y de su posición geográfica (location awareness) pero además les permite interactuar con otros objetos y por supuesto con personas. Es decir, son dispositivos capaces de relacionarse con el entorno físico y conversar con él. Son en definitiva capaces de unir lo físico y lo digital en un entorno híbrido. Distintos autores hablan de ello con diferentes aproximaciones –Web squared (O´Reilly), pervasive computing (Weiser) o Everyware (2006)– pero todos comparten la visión de que el futuro de Internet es su “encuentro con el mundo real”.
Según Weiser, nos moveríamos hacia una tercera ola en la historia de la computación. La primera, que él denomina la era mainframe, estaba caracterizada por ordenadores compartidos por muchas personas, todas ellas expertas en tecnología. La segunda sería la era del PC donde la relación persona/ordenador es unívoca y no sólo expertos pueden usarlos, aunque siguen siendo necesarios ciertos conocimientos para su manejo. La tercera sería en la que estamos entrando, la era de la computación ubicua en la que cada persona se relaciona con varios sistemas y las interfaces de relación son sencillas y transparentes (pensemos en los actuales desarrollos de interfaces táctiles o basadas en el habla).
En esta tercera ola la tecnología forma parte de nuestra vida cotidiana y se integra de manera transparente con el mundo físico. “Justo al contrario de lo que proponía la realidad virtual, personas dentro de un mundo generado por ordenador, la computación ubicua obliga a los sistemas a vivir en un mundo creado por los hombres”, señalaba Weiser en 1993.
Esto puede parecernos ciencia ficción pero estamos rodeados de ejemplos: un automóvil promedio de gama alta tiene siete veces más código que un Boing 787 o 10 veces más que el desarrollo completo de Google Chrome. Estas capacidades de software, unidas a la proliferación de sensores dentro del automóvil, en las carreteras, semáforos, plazas de aparcamiento, etc. están transformando la industria del automóvil, tan importante en nuestro país. Pero hay muchísimos ejemplos más, sensores en la zapatilla que registran la velocidad a la que corremos, como ya está haciendo Nike, puentes o pavimentos capaces de controlar cuánta gente los transita o camisetas de deportistas que graban el partido como las que diseña la empresa española FirstV1sion y muchísimos más.
Las oportunidades en nuestro país y algunas referencias locales
Hay dos sectores de crucial importancia en nuestra economía que pueden tener grandes oportunidades en Internet de las cosas en el corto plazo: el textil y el del automóvil.
Las empresas españolas de textil son referencias internacionales. Marcas españolas como Inditex, Mango o más recientemente Desigual son grandes multinacionales con presencia global. De hecho, Inditex es la única empresa multinacional europea creada después de los años setenta que se ha incorporado al Forbes 500.
Esta privilegiada posición podría ser una enorme oportunidad para los weareables si fuéramos capaces de unir a este poderío en el diseño y la distribución una componente de innovación digital. Tenemos ya algunos ejemplos, quedémonos con el ya mencionado FirstV1sion, una startup con sede en Barcelona que ha creado un revolucionario sistema de transmisión deportiva. Se trata de una camiseta con transmisor de señal y cámara full HD que permiten ofrecer un punto de vista único hasta el momento aportando una visión subjetiva que puede ser de gran interés en deportes como fútbol, baloncesto o atletismo.
Con una facturación directa de 40.520 millones de euros el año pasado, el sector del automóvil supone aproximadamente el 10% del PIB de nuestro país. En un mercado con competencia cada vez más global la apuesta por la tecnología digital y el coche conectado puede ser una oportunidad de diferenciación y creación de riqueza y empleo; además la combinación de estas tecnologías con los avances en el coche eléctrico tiene interesantes derivadas.
Pero las oportunidades son ingentes en todos los sectores: en el hogar, donde la startup madrileña Dymotics ofrece soluciones para convertir el smartphone en el mando a distancia para gestionar las luces y aparatos del hogar o las ciudades, y en urbanismo donde la startup zaragozana Libelium ha protagonizado ya importantes despliegues nacionales e internacionales.
Destacaremos por último la startup Logtrust con una aproximación muy diferente. Logtrust no es una aplicación de Internet de las cosas sino una plataforma de Big Data en la nube que permite el desarrollo de estas aplicaciones.
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