La bombilla centenaria de Livermore, en California, lleva encendida 113 años y el tiempo sigue pasando sin que deje de funcionar.
En la ciudad de Livermore, en California, una bombilla incandescente de 60 wattios lleva más de 110 años encendida prácticamente sin interrupciones. En la estación de bomberos número 6 de esta ciudad permanece luciendo inmutable ante el paso del tiempo, cumpliendo su función de día y de noche, sin descanso. Esto le ha hecho ganarse un hueco en el Libro Guiness de los Records, donde está reconocida como la bombilla más duradera de la historia.
Su historia particular, la de la bombilla centenaria, comenzó en 1901. En los inicios del siglo XX, cuando aún duraba la época de inventores frenéticos e invenciones constantes, patrocinadas por Edison o Graham Bell, una estación de bomberos de una ciudad de California decidió alumbrar de día y de noche una de sus estancias.
Para esta tarea utilizaron una bombilla incandescente inventada por Adolphe A. Chaillet, uno de los múltiples rivales que competían con Edison. La producción del objeto había estado a cargo de la Shelby Electric Company, en el estado de Ohio y en la ciudad de Shelby, que daba nombre a la compañía. Todos estos datos no tendrían mayor interés de no ser porque aquel pedazo de cristal abombado que estaban a punto de instalar permanecería encendida más de un siglo. Solo hay que pensar en cada cuánto tiempo se funden las luces de una casa para darse cuenta del carácter extraordinario de la bombilla centenaria.
Pues bien, era 1901 y un operario enroscó el casquillo de esta bombilla incandescente en una estación de bomberos de Livermore. A partir de ese momento estaría encendida de forma permanente, solo interrumpida por algunos cortes de luz que evidentemente se han producido a lo largo de sus 113 años de historia.
Hubo un momento, sin embargo, en que la bombilla centenaria hizo un parón en su servicio. Como anécdota se puede contar que en 1976 –ya ha llovido desde entonces, pero había llovido mucho más desde que su instalación– se trasladó de la estación de bomberos donde se encontraba hasta ese momento a una nueva estación, la número 6, donde se encuentra actualmente.
Fueron 22 minutos sin lucir, pero se montó todo un despliegue operativo para hacer el traslado. Para empezar se cortó el cable en lugar de desenroscar el casquillo para desinstalarla por miedo a que se rompiera el cristal. Después, la bombilla centenaria (que aún no lo era) fue escoltada por un camión de bomberos y por la policía hasta su nuevo destino.
La bombilla de Livermore tiene un filamento ocho veces más grueso que el de una bombilla actual. Además, este filamento –la parte que se vuelve incandescente al ser atravesada por la electricidad– está hecho de un material semiconductor. La diferencia entre este tipo de compuesto y un conductor es que el segundo pierde la capacidad de conducir la electricidad a medida que se calienta. Un semiconductor, en cambio, conduce mejor la electricidad al calentarse.