Un equipo de investigadores japoneses ha creado unos micro-sensores capaces de introducirse sin causar estragos en el cuerpo humano.
Los implantes en el cuerpo humano tienen una gran utilidad, desde la monitorización de las funciones vitales de órganos y tejidos hasta la liberación controlada de fármacos. Sin embargo, se trata de un campo complejo donde intervienen factores delicados para lograr resultados exitosos. Uno de los principales impedimentos es el hardware. En los últimos tiempos se ha avanzado en la miniaturización y los sensores se han perfeccionado, pero los implantes electrónicos siguen estando formados por silicio, un material rígido, que puede dañar el interior del cuerpo humano.
Un equipo de científicos de la Universidad de Tokio ha tratado de resolver algunas de las complicaciones relativas a los implantes en el cuerpo humano con un nuevo tipo de micro-sensores. Se trata de diminutos dispositivos –su tamaño es comparable a los caramelos mint que se toman después de comer cuando no tenemos el cepillo de dientes a mano– que contienen un gel adhesivo capaz para facilitar la interacción con el cuerpo.
Estos micro-sensores se pueden colocar directamente en las articulaciones e incluso en el corazón, así como en otros tejidos del cuerpo humano. Su pequeño tamaño y su adaptabilidad, gracias al gel adhesivo, permite que se implanten pasando prácticamente desapercibidos. De esta forma un médico podría llevar el control exhaustivo de un paciente con dolencias cardíacas.
Los dispositivos sirven para monitorizar parámetros biométricos y sus creadores afirman que las mediciones son “extremadamente precisas”. Se presentan en forma de pliego donde vienen una cantidad de sensores en formación cuadriculada. Se mantienen unidos por el gel adhesivo, que los impide escapar de su lugar, incluso aunque estén en articulaciones móviles.
Los implantes electrónicos que se suelen utilizar hoy en día tienen la desventaja de su rigidez. Esta es una de las razones por las que hay trabajos de investigación enfocados a usar el grafeno –un material flexible, pero conductor– para este tipo de dispositivos. Pero sigue siendo demasiado pronto para este compuesto y sus aplicaciones aún tienen que perfeccinoarse.
Otro de los problemas en lo que a implantes se refiere es su elevado precio. Aunque el hardware se ha abaratado en los últimos años una enormidad, en este campo se usan productos que se consumen rápidamente, pero su fabricación no está exenta de complejidad y, por tanto, de coste. La Ohio State University ha creado un método para producir dispositivos de forma relativamente barata.
La Universidad de Tokio no ha desvelado detalles sobre el coste que tiene la fabricación de sus dispositivos, pero sí ha señalado que en cada pliego hay 144 sensores, lo que da idea del volumen que tendría que tener una posible producción. Sus creadores han puesto su mirada en fines médicos, pero también en la medición de parámetros deportivos.
Imágenes: RDECOM y ReSurge International