¿Pueden las ciudades reinventarse para servir mejor a sus ciudadanos? Las smart cities, una realidad que crece enfocada en desarrollar y mejorar los servicios de las ciudades.
En la actualidad, aproximadamente 4.000 millones de personas viven en urbes y se espera que en 2050, este número ascienda a 6.500 millones. Para saber cómo hacer frente a los problemas que esta tendencia puede causar, Economist Intelligente Unit, en colaboración con AkzoNobel, ha lanzado un nuevo informe que explora la forma en que estas ciudades pueden adecuarse a sus habitantes para dar mejor respuesta a sus necesidades.
Entre otras preocupaciones, los especialistas participantes en el informe, han plasmado sus puntos de vistas sobre cómo conseguir un transporte más eficiente, unas ciudades en las que reine la diversidad y sean más accesibles o en las que se respete el medio ambiente y puedan adoptar las ventajas ofrecidas por la tecnología.
La revolución tecnológica demanda que las nuevas Smart Cities no solamente atiendan las necesidades de sus ciudadanos, sino que también tengan en cuenta el cambio climático e inviertan para crear puestos de trabajo. Desarrollo y tecnología que, ahora más que nunca, deben tener al ser humano como núcleo. Cabe destacar, además, que el 90% del crecimiento de ciudades se produce en Asia y África, regiones que carecen de los recursos para adaptarse a las fuerzas de la urbanización, lo que pone más de manifiesto la necesidad de políticas inclusivas y de desarrollo que se apoyen en la tecnología como motor del progreso.
¿Crees que diseñar ciudades 100% inteligentes y sostenibles es cosa de ciencia ficción?
La ciudad de Masdar es un ejemplo de lo que podemos hacer si aprovechamos las oportunidades. Situada en el desierto de Abi Dhabi, este núcleo urbano se ha construido para que su emisión en carbono sea totalmente neutra, convirtiéndose así en un modelo a seguir por su huella de carbono. No obstante y aunque la idea sea buena, lo irónico es que debido a la crisis financiera global, aún hoy, pese a existir es en sí misma una utopía. Una de sus principales contradicciones es que, debido a la falta de una vivienda asequible, los pocos trabajadores que hay en Masdar se ven obligados a trasladarse en coche a la ciudad en su propio vehículo, lo que no contribuye precisamente a la huella de carbono.
Ripin Kalra, del Max Lock Centre, afirma que las ciudades del futuro deben ser sensibles a los valores de las personas que las habitan, teniendo en cuenta a las personas mayores, desempleados y jóvenes, que pese a no ser económicamente activos, tienen un papel importante en la planificación de las urbes. Y es que, detalles como los autobuses con escalones más bajos pueden facilitar la vida a los ancianos. Un ejemplo de esto es la ciudad de Akita en Japón, que ha llevado a cabo una reestructuración de su planificación para mejorar la vida de sus residentes más mayores.
Escuchamos muchas veces hablar de las nuevas tecnologías aplicadas al desarrollo urbanístico pero… ¿Cómo pueden las TIC proporcionar soluciones para hacer las ciudades más eficientes gracias a las Smart Cities? ¿Es esto una realidad? Aunque muchas veces se vea como una utopía, en la actualidad ya hay datos que reflejan que las ciudades inteligentes son una herramienta efectiva para ser más sostenibles. Así, por ejemplo, en algunos se los proyectos que Telefónica ya tiene en marcha, se puede ver que gracias a eficiencia energética en edificios o en alumbrado público, en algunas ciudades de Latinoamérica y de España se están consiguiendo ahorros del 10% del gasto eléctrico.
Las ciudades del mañana dejan patente la necesidad de buscar servicios y productos soportados por las TIC, que permitan optimizar los recursos limitados de nuestro planeta y reduzcan los consumos de una población cada vez más numerosa.
En definitiva, se trata de apreciar, entender y poner en valor a las personas como un pilar clave de la ciudad. Las nuevas tecnologías se convierten así en una herramienta para potenciar y poner a las personas como valor principal, creando y diseñando un ecosistema donde la interacción humana pueda prosperar de forma sostenible y responsable con el medio ambiente.
Éste artículo se ha publicado originariamente en el blog de Responsabilidad Social Corporativa y Sostenibilidad de Telefónica.
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