Una investigación ha estudiado el empleo de nanopartículas contra el cáncer, utilizándolas para acabar con las células cancerígenas mediante calor.
El trabajo de varios centros de investigación, entre los que se encuentra en National Institute of Standars and Technology de Estados Unidos, ha dado unos resultados inesperados. La conclusión a la que han llegado los científicos es que se puede optimizar el diseño de las nanopartículas magnéticas que se utilizan para combatir el cáncer. Estas lanzan calor directamente contra los tumores, un método que contribuye a matar las células cancerígenas.
Este tipo de tratamiento se combina con la quimioterapia y la radioterapia. Emplear nanopartículas contra el cáncer, dirigiendo calor directamente a los tumores, incrementa la efectividad de la acción y también permite aligerar las dosis químicas de las otras dos formas de combatir la enfermedad.
Las nanopartículas son capaces de aplicar calor gracias a que se exponen a un campo magnético, que aumenta su temperatura. Son diminutas bolas de óxido de hierro cuyo propósito es llevar este calor directamente a los tumores, de manera que se reducen significativamente los efectos secundarios del tratamiento.
Esta técnica ya se conocía, sin embargo, la nueva investigación ha descubierto unas diferencias en el comportamiento magnético de las nanopartículas. Este nuevo conocimiento influirá en cuáles de ellas se escogen para los diferentes tipos de cáncer. Y es que dependiendo de lo extendida que esté la enfermedad el calor se aplica de una forma distinta. La estructura de las nanopartículas hace que estas liberen su acción de forma rápida e intensa o sostenida en el tiempo pero más potente a largo plazo.
Los científicos han comprobado que hay singularidades en el comportamiento magnético de las nanopartículas estudiadas. Examinaron dos tipos de partículas, ambas basadas en óxido de hierro pero cada una con su estructura interna diferenciada. Uno de los tipos necesitaba un potente campo magnético para calentarse, mientras que el otro podía hacerlo con un campo débil.
Los responsables de la investigación creen que este descubrimiento podría ayudar a diseñar mejores tratamientos contra el cáncer, pues se calcularía de forma más precisa el campo magnético necesario en cada caso. Si la enfermedad está localizada en un punto se podría emplear el tipo de nanopartículas que liberan una gran cantidad de calor de forma intensa, pues la aplicación del campo magnético se puede reducir a la región correspondiente.
Imágenes: redegalegadebiomateriais y thewooj [50mm]