Científicos de la Universidad de Harvard proponen un modelo basado en la panspermia, una de las hipótesis actuales para explicar el origen de la vida. Su estudio se inspira en cierta medida en el guión de Interstellar.
La película Interstellar cuenta con un guión tan futurista como atemorizante. La Tierra, asolado por las plagas que afectan a los cultivos y tormentas de polvo y contaminación, ve próximo su final. La humanidad no tiene más escapatoria que buscar otros planetas donde poder refugiarse y vivir. Su argumento tira del hilo de la panspermia, una de las teorías que existen en biología para hablar sobre el origen de la vida.
Actualmente, los investigadores trabajan con cinco hipótesis principales para explicar el comienzo de los organismos vivos sobre el planeta. Una de ellas, la panspermia, fue popularizada por el científico sueco Svante Arrhenius a principios del siglo XX. La idea, sin embargo, no era una hipótesis original suya, sino que el filósofo Anaxágoras en el siglo VI a.C. o el biólogo Hermann Richter en 1865 ya habían realizado planteamientos parecidos.
La panspermia (del griego pan, todo y sperma, semilla) engloba en realidad dos versiones: la primera, que microorganismos extremófilos, mientras viajaban en cometas o asteroides, pudieron propagarse hasta llegar a la Tierra. La segunda se basa en que moléculas orgánicas son transportadas por el espacio mediante estos cuerpos rocosos, siendo la piedra angular del origen de la vida.
Como burbujas en una olla de agua hirviendo
En cierto modo, el guión de Interstellar sigue un patrón parecido a la panspermia: la humanidad, condenada a la extinción sobre el planeta Tierra, busca otros lugares donde propagar su «semilla». Pero si esta hipótesis fuera en realidad posible, ¿seríamos capaces de identificar los patrones por los que estas «semillas» van repartiéndose alrededor del espacio?
Una nueva investigación, realizada por científicos de la Universidad de Harvard, ha mostrado que «si la vida puede propagarse entre las estrellas -el proceso al que denominamos panspermia-, esta dispersión podría ser identificada mediante un patrón característico que nos ayudaría a descubrirla y confirmarla». Según su hipótesis, las «semillas de vida» se formarían, crecerían y se superpondrían como si fueran burbujas en una olla de agua hirviendo».
El modelo que proponen asume que la panspermia, de ser cierta, se propagaría en todas direcciones. Si una «semilla», como las que plantaron en Interstellar, alcanza un planeta, puede germinar y originar vida. De esta forma veríamos un paisaje galáctico poblado de «pequeños oasis planetarios» con organismos vivos. Su trabajo, por tanto, propone que si descubriéramos vida extraterrestre en otro planeta, tendríamos no sólo que explorarla, sino que comprobar también si el patrón es cierto.
De este modo tal vez descubriríamos organismos en otros lugares del cosmos, haciendo que este origen de la vida fuera en realidad una cascada de propagaciones y viajes por el espacio. El estudio, aceptado para su publicación en The Astrophysical Journal Letters, utiliza la hipótesis de la panspermia y el guión de Interstellar para explorar un poco más el cosmos. Quizás en el futuro su investigación nos ayude a encontrar otros planetas con seres vivos y así cumplir uno de los grandes retos de la ciencia-ficción: convertirse en realidad.
Imágenes | Interstellar, Silver Spoon Sokpop (Wikimedia)