Una empresa canadiense proporcionará módulos para más de 300 autobuses eléctricos, que circularán por las calles de China.
Foshán y Yunfu son dos ciudades de la provincia china de Cantón o Guandong, una de las regiones más industrializadas del gigante asiático, donde se concentran urbes repletas de fábricas, como Guangzhou o Shenzhen, cercando el centro financiero –e isla política– de Hong Kong. Las dos primeras ciudades tienen varias cosas en común, empezando por la lengua, el cantonés, común a la provincia, y una alta densidad de población, aunque este número es más extremo en el caso de Foshán, más cercano a los centros de producción y con 7,26 millones de habitantes.
A partir de ahora van a tener otra cosa en común. Tanto Foshán como Yunfu van a ser objeto de una prueba relacionada con el transporte público y la energía. Entre ambas ciudades se pondrán en circulación más de 300 autobuses eléctricos, con el fin de comprobar cómo funciona el servicio con esta tecnología y si es viable su implantación para propulsar el transporte público.
La compañía canadiense Ballard Power Systems es la encargada de suministrar la tecnología, mediante su filial china, llamada Guangdong Synergy Hydrogen Power Technology. El hecho de contar con una filial en el país facilita el trato con las autoridades, que son las responsables de contratar a los proveedores. En total pagarán 17 millones de dólares por módulos eléctricos integrables en autobuses.
El despliegue está previsto que se lleve a cabo a lo largo de 2016. La empresa canadiense primero llegó a un acuerdo para proporcionar 33 autobuses eléctricos y después ha venido el pedido de otros 300. Y es que China está impulsando la energía renovable en detrimento de los combustibles fósiles, de los que tiene una gran dependencia. No en vano el país se ha convertido en el mayor importador de petróleo este año, sobrepasando a Estados Unidos, mientras que ya hacía tiempo que era el mayor consumidor de energía.
La contaminación es otro de los aspectos que pueden haber influenciado la iniciativa de poner en circulación más de 300 autobuses eléctricos. La emisión de gases en las grandes ciudades chinas tiene como consecuencia un aire viciado y los problemas de salud derivados están empezando a preocupar a las autoridades. De ahí que el apoyo del gobierno a este tipo de proyectos sea sólido, mientras que por otra parte se invierte en energía solar y eólica.
En Yunfu y otra ciudad, Rugao, el fabricante de ferrocarriles Tangshan Railway Vehicle Company está trabajando con la firma canadiense Ballard para desarrollar trenes eléctricos. Otra prueba del interés por el despliegue de energía que no libera emisiones directamente. Por su parte, Canadá, que también depende del petróleo económicamente, aunque en este caso como exportador, busca nuevas formas de seguir en la industria energética, especialmente teniendo en cuenta que a corto plazo peligra la construcción del gasoducto Keystone XL.
Imágenes: dcmaster y Bill Glover