Falcon 9

El histórico aterrizaje del cohete Falcon 9 de Elon Musk

El Falcon 9 ha marcado un hito en el sector espacial gracias a su aterrizaje y no tanto por su despegue.

Hace unos días el Falcon 9, el cohete espacial fabricado por la empresa SpaceX, fundada por Elon Musk, también cofundador de Tesla, aterrizó con éxito en una antigua base militar de las Fuerzas Aéreas estadounidenses. Normalmente cuando se habla de un hito espacial se hace referencia a un lanzamiento. En este caso la importancia reside justamente en la parte opuesta: el aterrizaje. ¿Por qué tiene tanta relevancia el hecho de que este cohete haya aterrizado con éxito?

Empecemos por contar que la empresa SpaceX se fundó en el año 2002, con el fin de proporcionar tecnologías de última generación al sector espacial, uno de los más constreñidos, pese a las grandes cantidades de dinero que se mueven. Y es que los contratos son jugosos en este terreno, pero hay pocos y los actores del mercado están muy establecidos.

En este contexto SpaceX se creó para desarrollar cohetes que pudieran ser reutilizables, entre otros productos. Este concepto era nuevo en el campo espacial, donde los lanzamientos de naves, cohetes y satélites se producen a costa de perder el medio de propulsión que los ha llevado a la órbita terrestre.

Como podemos inferir por la cantidad de lanzamientos espaciales que se han producido en la segunda mitad del siglo XX, el gasto en cohetes de un solo uso ha sido enorme. Sobre todo teniendo en cuenta que se trata de piezas sofisticadas de ingeniería, con los últimos adelantos del campo aeroespacial, fabricados con materiales caros y sin posibilidad de producirlos en masa.

De ahí que el aterrizaje del Falcon 9 marque un antes y un después para el sector espacial. Se trata de un cochete que una vez lanzado alcanzó una altura de unos 200 kilómetros, lo que equivale a alcanzar la órbita terrestre baja, ha sido capaz de regresar a tierra y posarse en el suelo, salvando su primer cuerpo.

Tras el lanzamiento la trayectoria del Falcon 9 se curvó y la parte superior se separó del cuerpo principal. A partir de aquí hay dos trayectorias. La cápsula contenía un grupo de 11 satélites de telecomunicaciones de la empresa ORBCOMM, que se pusieron en órbita prácticamente a esa altura. El cuerpo principal ascendió un poco más con el objetivo de dar la vuelta y quedarse en perpendicular con respecto al suelo, la base apuntando hacia abajo.

A continuación el cuerpo principal descendió hasta la base de aterrizaje prevista y tomó tierra con normalidad. De esta forma una gran parte de la estructura del cohete se ha salvado y será reutilizable para otro lanzamiento.

Falcon 9

No es la primera vez que esto ocurre. De hecho, hace poco la empresa Blue Origin, también fundada por otro conocido del sector tecnológico como el Jeff Bezos, fundador de Amazon, fue capaz de lanzar y aterrizar su propio cohete New Shepard (nombre puesto en honor al primer astronauta estadounidense en llegar al espacio). Sin embargo, la altura alcanzada en este caso fue menor, llegando solo a ser un vuelo suborbital.

Imágenes: Michael Seeley y Wikipedia

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