Un equipo de investigadores afirma que será posible detectar el cáncer en tan sólo 10 minutos mediante la saliva, con tests de un coste no superior a los 20€.
Hace un mes hablábamos de los avances que se estaban dando en la biopsia líquida, una técnica consistente en un análisis de sangre con el que se trata encontrar células tumorales que circulen por la sangre. Se trata de un avance realmente importante para la oncología, teniendo en cuenta que facilita mucho el proceso de monitorización (y pronto detección inicial), del que se dan unos 12 millones al año. Sin embargo, no es la única vía esperanzadora, ya que un equipo de investigadores de la Universidad del Estado de California liderado por David Wong, ha encontrado que con la saliva podría ser suficiente.
Con la biopsia líquida tiene que hacerse una secuenciación de las células tumorales y el tumor primario, y como decíamos, aún no está preparada para la detección inicial, además de la posibilidad de arrojar falsos positivos. Según el equipo de Wong, la saliva contiene los datos suficientes como para dar un diágnostico acertado sobre la existencia del cáncer, tan pronto como nazca el tumor, y si hay señal circulatoria, el test lo encontrará. Lo que hace el test es buscar mutaciones genéticas en el plasma sanguíneo.
Más allá del avance que supone que algo así sea posible con algo tan común y accesible como la saliva, la gran noticia es el bajísimo coste del detector y la velocidad con que daría el resultado. Respecto a lo primero, hablan de un precio alrededor de 20 euros, y en cuanto al tiempo, en tan sólo 10 minutos estaría listo el resultado final. Frente a todos los procesos que se realizan en la actualidad, o incluso los futuros con la biopsia líquida, esta nueva técnicá representaría una revolución en la medicina, ya que además de todo lo anterior, liberaría increíblemente los hospitales, en el sentido de que se podría adquirir en farmacias.
En cuanto a los plazos para su llegada al mercado, es necesario aplicar cierta cautela, ya que aún no se ha probado en clínica, lo que ocurrirá a finales de este año. Si resulta ser efectivo, la FDA americana (Food and Drug Administration) lo aprobaría en el plazo de dos años aproximadamente, por lo que a la comunidad científica le toca esperar.
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