Unos científicos de Harvard han creado una nueva forma de almacenamiento basada en bacterias.
Cada vez hay más información y a medida que pasa el tiempo el crecimiento exponencial de los datos se convierte en un problema. En un principio se ha ido solucionando este problema acomodando grandes espacios para colocar discos duros y servidores. La tecnología ha evolucionado hacia las memorias SSD y las empresas especializadas en almacenamiento siguen trabajando para crear métodos que ahorren espacio. Pero hay un paso más allá en la investigación de nuevas formas de almacenamiento.
Si las empresas trabajan en desarrollos que pueden salir al mercado a medio plazo, algunos laboratorios están investigando formas de almacenamiento radicalmente distintas a las conocidas hasta ahora. Y está claro que por el momento estos métodos no tienen visos de entrar en el circuito comercial.
Aun así el progreso a la hora de almacenar datos es tal que merece la pena estirar estas líneas de investigación. Nos referimos a la introducción de información digital en forma de ADN. En Think Big ya hemos hablado de un método para secuenciar ADN artificial y llenarlo de información binaria, un sistema mucho más eficiente que el de los discos duros que hoy utilizamos.
En este caso se trata de un sistema aún más sorprendente. Un equipo de investigadores de Harvard ha logrado introducir información en bacterias vivas. Lo han hecho metiendo en las bacterias una especie de falso virus, que las fuerza a modificar su ADN para adaptarse a la amenaza y poder eliminarla en el caso de que vuelva.
Los científicos han utilizado la memoria de esta respuesta inmunológica para su sistema de almacenamiento de información. Al introducir el falso virus la bacteria copia la información de este para tenerlo identificado y de esta manera los científicos han logrado almacenar 100 bytes de datos en la célula. Cada bacteria puede almacenar líneas de código o poemas.
Aunque lo cierto es que este método aún tiene que pulirse, pues a la hora de introducir la información han surgido complicaciones. Y es que las bacterias no siempre replicaban todos los datos sino que algunos se quedaban sin almacenar. Lo que sí han comprobado los investigadores es que las células guardan la información de manera secuencial, lo que puede facilitar las cosas para en el futuro crear una especie de discos duros biológicos.
Imágenes: National Institutes of Health (NIH) y Waag Society