La impresión 3D en el espacio es clave para que los satélites que se encuentran orbitando puedan generar piezas necesarias para reparaciones sin necesidad de bajar a la Tierra.
Uno de los grandes retos de la robótica es conseguir que los robots consigan construirse a sí mismos sin ayuda humana, de manera que sean capaces de reproducirse hasta el infinito siempre que cuenten con las piezas necesarias. El sentido de algo así se encuentra en, por ejemplo, poder «poblar» Marte de robots sin que haya que enviarlos por necesidad. El concepto teórico de ello es la máquina de von Neumann. Pero mucho antes de ello, habrá que conseguir poder arreglar los satélites con la menor posible ayuda terrestre. Y la impresión 3D en el espacio tendrá una de las grandes claves de ello.
Situar un satélite en órbita es un gran reto, no sólo por las dificultades que acompañan a su lanzamiento, sino por la ingente cantidad de componentes que pueden verse dañados y hacer el proceso largo, tedioso e incluso llevarlo a fracasar. Sustituir esos componentes es un aspecto clave de su pervivencia en el espacio, y poder hacerlo en el propio satélite con piezas impresas en 3D, es, sin duda, revolucionario. Para Andy Anderson, director de tecnología de Airbus, «es mucho más fácil enviar el polvo requerido al espacio que enviar el satélite en sí».
En abril, la empresa Made In Space instaló la primera maquinaria de producción en la Estación Espacial Internacional. Utiliza impresión 3D diseñada específicamente para soportar el efecto de gravedad cero. Aunque Airbus ya ha construido un dron y piezas de avión completamente impresas en 3D, para Anderson la tecnología disponible es eficaz, pero no eficiente. La tarea se puede conseguir con los medios actuales, pero el coste puede no compensar, de momento.
El reto pasa no sólo por conseguir imprimirlas, sino por diseñar un proceso que facilite la tarea de comprobación de que la pieza está, efectivamente, bien impresa y lista para ser usada en una tarea que requiere mucha seguridad y certeza ante la posibilidad de que salga mal. Con la Agencia Espacial Europea haciendo pruebas similares a las de Airbus y el Estación Espacial Internacional, la impresión 3D en el espacio se puede considerar una tendencia que, con plazos prudentes, a buen seguro dará buenas noticias.