¿Has vuelto de las vacaciones y te sientes cansado o estresado? Entonces sufres el llamado síndrome postvacacional. Pero no, no es ninguna enfermedad.
Con la bajada de temperaturas y la llegada de precipitaciones en toda la península, es posible que muchos hayan anhelado el verano que se nos escapa de las manos. La vuelta al trabajo y el inminente otoño tampoco ayudan a despejar el estrés y la sensación de ansiedad y tristeza que trae consigo el regreso a la rutina. Pero, ¿existe realmente el síndrome postvacacional?
Este conjunto de síntomas, que experimentamos después de las vacaciones, no está reconocido como una enfermedad. Tampoco se considera que tenga que ver con una depresión clínica. Como recuerda el Dr. Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, el síndrome postvacacional aparece en el momento en el que tenemos que readaptarnos a nuestras obligaciones laborales o escolares.
El estrés es un mecanismo natural que usa el organismo para adaptarse a las demandas del ambiente. Nuestro cuerpo experimenta una serie de reacciones a nivel físico, conductual o mental, con el objetivo de acelerar nuestras funciones y ofrecer recursos para satisfacer precisamente esas demandas. En otras palabras, regresar de las vacaciones y volver al trabajo o a la escuela supone un desgaste para lograr que nuestro organismo funcione al 100% lo antes posible.
Naturalmente, este desgaste no se puede mantener de forma indefinida. Tampoco podemos superar las condiciones de estrés que vivimos en el regreso a nuestras obligaciones. Nuestro cuerpo no aguantaría. Sin embargo, los síntomas de ansiedad o ligera depresión que podemos padecer no son un problema de salud, sino una adaptación de nuestro organismo tras las vacaciones.
Y no sólo los adultos pueden vivir estas sensaciones, ya que como recoge la Agencia SINC, los niños también pueden experimentar el llamado síndrome postvacacional. En palabras de Francisco Javier Lavilla, médico de la Clínica Universidad Navarra, «una vuelta progresiva a la normalidad tras las vacaciones permite que nos adaptemos mejor a la rutina». En otras palabras, este conjunto de síntomas no son sino la demostración de que nuestro organismo vuelve al día a día habitual que abandonamos durante las vacaciones.
Para evitar que los signos del síndrome postvacacional se manifiesten con toda su crudeza, los especialistas recomiendan un regreso progresivo a la rutina. Controlar las horas de descanso y de sueño, gestionar el estrés y practicar ejercicio físico puede ayudarnos a llevar mejor la vuelta a las obligaciones de la vida diaria.
Imágenes | Trizoultro (Flickr), Alexas (Pixabay)