Motor de combustión interna

El motor de combustión interna, el rey del transporte en el siglo XX

La mayor parte del transporte, por tierra, mar y aire, es posible desde hace más de cien años gracias a una invención: el motor de combustión interna.

La invención del motor de combustión interna no fue un eureka triunfal. Su conceptualización se produjo como consecuencia de algunas décadas de estudios y éxitos sucesivos, hasta que el alemán Nikolaus Otto patentó su diseño de un motor a cuatro tiempos. No se quedó ahí la historia sino que a partir de ese momento se empezaron a añadir mejoras. Mientras se añadían el invento empezó a expandirse a coches, barcos, los primeros aviones y las locomotoras de los trenes.

Durante el siglo XX, el motor de combustión interna ha sido el músculo que ha movido la mayor parte del transporte, ya fuera por tierra, por mar o por aire. Sus primeros pasos se dieron a mediados del siglo XIX, cuando dos italianos, el eclesiático Eugenio Barsanti y el ingeniero Felipe Matteucci, diseñaron lo que sería la base del funcionamiento de los motores de combustión interna.

Sin embargo, los prototipos que surgieron en los primeros años no tenían fuerza propulsora suficiente. No existía fase de compresión, que aumenta la presión de la mezcla de aire y gasolina y, en definitiva, da potencia al mecanismo. Nikolaus Otto sería quien patentara en 1886 un concepto moderno del motor de combustión interna. Se trataba del motor en cuatro tiempos y su capacidad de propulsión y eficiencia era tan valiosa que se empezó a incorporar a casi cualquier tipo de transporte. De hecho el primer automóvil de la historia, el Benz Patent-Motorwagen, se construyó aquel año.

Motor de combustión interna

Los primeros aviones, desde el vuelo de los hermanos Wright en 1903, también lo usaron. Décadas después surgió el motor a reacción, aunque el de combustión interna se sigue usando en avionetas. Los barcos fueron de los primeros vehículos que probaron esta nueva forma de propulsión, pues las hélices se podían poner en marcha más fácilmente, mientras que algunos trenes incorporaron locomotoras diésel.

Cómo funciona

El primer impulso de movimiento es externo, por ejemplo, en un coche lo aporta la batería. A partir de aquí se pone en marcha todo el mecanismo, que no necesita de más aportes energéticos auxiliares.

El motor de combustión interna produce movimiento por la liberación de energía, que procede de la quema de un combustible, como puede ser gasolina o diésel. Uno de los elementos clave es una cámara cerrada (en los coches estas cámaras son los cilindros). En ella entra aire a través de una válvula y también entra combustible. Es la fase de admisión. En una segunda fase, de compresión, el pistón presiona la mezcla hasta que se produce la combustión.

Cuando la mezcla se quema, todo el contenido de la cámara aumenta de tamaño e impulsa el pistón (la única pieza que se mueve en contacto con la cámara) en sentido opuesto. La energía, pues, se convierte en movimiento, que se transmite por medio de la biela al eje principal del motor. Ahí es donde se transforma en movimiento rotativo.

Imágenes: SounderBruce y wbaiv

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