Científicos de la Universitat Autònoma de Barcelona desarrollan un sensor autónomo que podría servir para detectar problemas respiratorios.
Con un tamaño menor que una moneda de cinco céntimos de euros, el sensor desarrollado en la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) aspira a mejorar la detección de problemas respiratorios. Sus creadores destacan que el dispositivo es completamente autónomo, ya que logra autoabastecerse de energía al aprovechar el calor residual. Esta característica permite a su vez que pueda ser integrado en sistemas inalámbricos y que tenga un coste menor al de otros sensores parecidos que ya existen en el mercado.
El sensor, que presenta una superficie de 5 milímetros cuadrados aunque los investigadores pretenden reducirlo a 2, funciona midiendo variaciones mínimas en el flujo de gases a través de de la diferencia de temperatura. Su elevada sensibilidad permite que sea capaz de monitorizar en tiempo real parámetros relacionados con la salud. Esa ventaja es la que destacan los científicos de la UAB para explicar su potencial en el diagnóstico de problemas respiratorios, como pueden ser la apnea del sueño o las neumonías.
«A día de hoy, para conseguir un buen diagnóstico de apnea es necesario que el paciente pase una noche entera en el hospital, vigilado por personal cualificado y con muchos sensores en el cuerpo monitorizando sus constantes vitales. Las características de nuestro sensor, como su gran sensibilidad, el tamaño reducido y la autonomía, le confieren un gran potencial en este sector», explica Sebastián Moreno, CEO de FutureSiSens, la empresa de base tecnológica que han creado desde la Universitat para comercializar el sensor.
Debido a sus características técnicas, los investigadores también afirman que el sensor autónomo podría integrarse en equipos de protección individual. Así, esta tecnología no sólo tendría futuro en el campo de la medicina, sino que podría incorporarse en la ropa de profesionales como bomberos o mineros con el fin de detectar a tiempo posibles problemas respiratorios. Otros sectores que se beneficiarían de este sensor, que podría empezar a comercializarse el año que viene, son los de la energía, las plantas industriales o los edificios inteligentes.
El prototipo del sensor ha ganado la quinta edición del Fondo de Emprendedores de la Fundación Repsol. Su diseño y desarrollo llegan después de dispositivos similares que también contaban con un importante potencial sanitario, como el sistema que permitía detectar problemas del corazón o la tecnología pionera para ayudar a personas dependientes. Tres ejemplos que muestran el gran futuro abierto por investigaciones relacionadas con la nanotecnología y la microelectrónica, que aspiran a cambiar la forma en la que cuidamos de nuestro estado de salud.
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