Tras el lanzamiento de Teams por parte de Microsoft, Slack lo tiene más complicado que nunca para seguir creciendo al ritmo actual.
Slack es una empresa que lleva dos años brindando un servicio de comunicación interna para empresas y que en ese período no ha parado de crecer. De entre sus ofertas, destaca el servicio gratuito, más que suficiente para muchas empresas, y el de pago, que añade funciones adicionales o permite tener un historial completo de archivos y mensajes enviados entre los que poder buscar en todo momento. A diferencia de otras startups, la base de negocio de Slack es sólida, ya que como se observa en la tabla, aproximadamente un cuarto de su base de usuarios paga por el servicio.
Sin embargo, y pese a que lo que Slack llegó ofreciendo respecto a competidores como HipChat, de Atlassian, la competencia por el mercado empresarial es feroz, y en los próximos meses y años tendrá que vérselas con un gigante del sector que ya domina en ofimática y en servicios corporativos, Microsoft. Los de Redmond cuentan hasta ahora con una gran penetración de su oferta estrella, Office 365, y han lanzado Teams para fidelizar a la base de usuarios de empresas que ya pagan por el conjunto del servicio.
Y ahí es donde Slack debe tener sus ojos puestos, porque, a diferencia de lo que hizo en un momento en que la competencia estaba estancada y sin grandes propuestas, en estos dos años Microsoft ha podido aprender mucho del funcionamiento, y ha integrado mucha de la funcionalidad en Teams sin miedo a demandas ni a litigios. Lo que en 2014 se consideraba novedoso, los bots y la integración con cientos de servicios externos como Twitter, Trello o Asana, hoy es prácticamente una oferta genérica que varios han intentado replicar sin éxito.
Sobre Slack siempre ha pesado, sobre todo en los últimos meses, la sombra de una posible compra. Para Microsoft sería la manera más directa de integrar en su ecosistema a esos millones de usuarios, pero su planteamiento es que integrando Teams en algo por lo que ya se paga, Office 365, ni siquiera es necesario hacer un gran desembolso, al menos durante un período prudencial en el que dé tiempo a comprobar cómo es la acogida.
Aunque lógicamente perderá usuarios, el papel de Slack aquí debe ser el de seguir haciendo todo como hasta ahora, es decir, integrando servicios y funciones que cada vez hagan menos necesario salir del servicio no sólo para comunicarse con compañeros de trabajo, sino para cualquier tarea que tenga que ver con la gestión y organización del tiempo, por ejemplo. Ofreciendo un servicio manifiestamente superior continuará fidelizando, mientras lo haga de manera más intuitiva y entendiendo mejor lo que el usario necesita, aunque aún no lo sepa.
