Tras Amberes, Amsterdam y Rotterdam, Zaragoza participa ahora en un proyecto de ciencia ciudadana en el que mil voluntarios medirán la contaminación derivada del tráfico gracias a plantitas de fresas que funcionan como biomonitores.
Ya lo decían los Beatles: Strawberry Fields Forever. Gracias a un original y sencillo proyecto para medir la contaminación de las ciudades, desarrollado por el profesor Roeland Samson y el doctorando Jelle Hofman, de la Universidad de Amberes, las ciudades podrían verse cubiertas por plantaciones de fresas.
AIRbezen, que así se llama la idea, fue probada en 2014 por primera vez en la ciudad belga de Amberes, y para llevarla a cabo se necesitó la colaboración ciudadana. Hasta 1.000 plantitas de fresas se dieron en adopción a todos los voluntarios en este proyecto de ciencia ciudadana, quienes debían colocar la maceta en el alféizar de la ventana, o cualquier otro espacio al aire libre, para que pudieran ejercer como auténticos termómetros de polución.
Fresas, biomonitores de contaminación
¿Por qué fresas y no otra planta? Además de ser una especie de fácil cuidado y resistente a las inclemencias meteorológicas, en sus hojas pilosas (recubiertas de pelusilla) se adhieren perfectamente todas aquellas partículas magnetizables liberadas por la quema de combustibles fósiles, así como del desgaste en raíles de trenes y tranvías, discos de freno, y otros elementos relacionados con el transporte.
El millar de belgas que participó en 2014 en AIRbezen sólo tuvo que comprometerse a cuidar de sus fresas durante dos semanas, tiempo tras el cual se recogió una muestra de las hojas.
A continuación, las hojas, que habían estado recogiendo partículas por todos los puntos de la ciudad, fueron sometidas a técnicas biomagnéticas, revelando qué partículas, y en qué cantidad, iban apareciendo en cada hoja.
Amberes fue la primera ciudad en la que se ha desarrollado este proyecto, pero Amsterdam y Rotterdam también han mostrado interés en que todos los habitantes tengan su propio biomonitor. La iniciativa también ha llegado a España, y Zaragoza se cubre ahora de fresas en el marco del proyecto europeo COST (Citizen Science to promote creativity, scientific literacy, and innovation throughout Europe) y de la European Citizen Science Association.
Vigilantes del Cierzo
El Ayuntamiento de Zaragoza y la Fundación Ibercivis (filial de la Universidad de Zaragoza) se han decidido a probar este sistema bajo el nombre Vigilantes del Cierzo, por lo que han entregado 1.000 plantitas de fresas ecológicas a todos los ciudadanos que quisieran participar (a cambio de aproximadamente un euro).
Los voluntarios recibieron un kit compuesto por una planta, un cuestionario donde marcar la información requerida, y un sobre prepagado. Así de sencillo, ya que los coordinadores del proyecto buscan involucrar a todo el mundo, y no sólo a aquel sector de la población que dispone de un smartphone a través del cual introducir datos en una aplicación.
En marzo, cada voluntario mandará 3 hojitas de su planta en el sobre prepagado, y, gracias a los datos que se obtengan de los análisis, se elaborarán mapas con los niveles de contaminación del tráfico en las distintas calles y barrios de Zaragoza.