Esta batería de flujo obtiene su combustible de la concentración de dióxido de carbono, una forma de paliar las emisiones contaminantes a la atmósfera.
Las emisiones de dióxido de carbono deben moderarse, pero están en el centro de la generación de energía. Es el dilema al que se enfrentan los estados, las empresas y también las personas. Una gran parte de las plantas de energía y del transporte lanza emisiones. Pero, ¿y si se pudiera aprovechar el CO2 también para producir energía? Un equipo de científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania ha desarrollado una batería de flujo que usa este compuesto como combustible.
Los científicos de la universidad tomaron el esquema de la batería de flujo para su proyecto porque convenía a su propósito. Este tipo de pila consta de dos tanques con líquidos, que después fluyen a un mismo contenedor, pero siempre separados por una membrana. En este caso, una de los líquidos era una solución con alto contenido en CO2, mientras la otra tenía una concentración de aire normal.
La diferencia de concentración de dióxido de carbono conlleva también una diferencia en el PH. Esta circunstancia es la base para producir la energía. Los dos líquidos fluyen hacia el contenedor. Como hay una membrana, no se mezclan, pero se produce un intercambio de iones. Esto hace que en los electrodos situados en cada tanque el voltaje cambie y se genere una diferencia de potencial. Con ella viene el flujo de electrones entre los dos electrodos. Y la batería comienza a generar electricidad.
Este tipo de sistema ya se había inventado antes, pero los responsables del trabajo apuntan que el nuevo ofrece un resultado 200 veces superior. Además, anteriores dispositivos necesitaban materiales caros y altas temperaturas, con lo que no eran eficientes ni baratos. Aunque desde la Universidad de Pensilvania señalan que por ahora el proceso no es viable económicamente para escalarlo.
El futuro, sin embargo, asoma. Sería útil tener en las plantas energéticas sistemas de este tipo para poder aliviar sus emisiones. Y de paso, claro, generar más electricidad. De momento los científicos se concentrarán en mejorar su batería de flujo. Esta es capaz de soportar 50 ciclos de carga. Después hay que volver a introducir otra solución rica en dióxido de carbono y otra pobre en el compuesto.
Entre otras iniciativas para trabajar sobre el dióxido de carbono de la atmósfera se cuenta la de Carbon Engineering. Esta empresa ha creado un sistema que extrae este compuesto del aire y lo separa con el fin de obtener carbono puro. Una forma de limpiar el aire y aprovechar el carbono que se encuentra presente en las emisiones.
Imágenes: Masterbutler y Wikipedia