Predecir un infarto ya es algo que la inteligencia artificial puede hacer con más precisión que los médicos, según un estudio de la Universidad de Notingham.
La capacidad de la inteligencia artificial para aprender a realizar tareas aún está por explorar. Es ahora cuando se está profundizando en las técnicas de machine learning y deep learning. Tanto a nivel académico como en el mundo empresarial, este tipo de software está perfeccionando y alcanza cada vez mayores cotas de precisión. A veces los progresos son más bien abstractos, pero en otras ocasiones los avances son fehacientes. Es el caso del trabajo desarrollado por expertos de la Universidad de Nottingham.
Los algoritmos que han creado y entrenado los investigadores de la Universidad de Nottingham han sido capaces de predecir un infarto con mayor precisión que uno de los métodos utilizados habitualmente por los médicos. Se trata de un hito, tanto en inteligencia artificial como en medicina.
Y es que en los últimos años la inteligencia artificial se está incorporando a la medicina de precisión. El diseño de tratamientos personalizados o una criba en el diagnóstico ya son una tarea que hacen los algoritmos. En casos concretos incluso se ha comprobado que un software específicamente entrenado es capaz de diagnosticar un cáncer de piel con la misma exactitud que un médico. Y esto se logra en base al reconocimiento de imágenes.
En lo que respecta al trabajo salido de la Universidad de Nottingham, los resultados han sido sorprendentes. Los científicos tomaron cuatro algoritmos de machine learning. A estas cuatro técnicas las entrenaron con una gran cantidad de datos, procedentes del historial médico de 378.256 pacientes británicos. Estos software se entrenaron a ellos mismos con la información que tenían disponible.
Los programas tenían la misión de encontrar patrones asociados a incidentes cardiovasculares. Una vez terminada la fase de búsqueda de patrones, probaron su capacidad con una parte de la información. Esta etapa les sirvió para corregir errores y reafirmarse en sus predicciones acertadas.
Una vez completado el entrenamiento los algoritmos se sometieron a la prueba. El objetivo era predecir infartos en pacientes de 2005 durante los próximos diez años. Su acierto estuvo entre un 74,5% y un 76,4% , mientras que el método que usan los médicos arrojaba un porcentaje del 72,8%. (El método con el que se ha comparado se basa en las guías del American College of Cardiology/American Heart Association).
El trabajo que han llevado a cabo estos investigadores resulta determinante por un motivo. Mejora los resultados que normalmente arrojarían los médicos, es decir, los que había hasta ahora. Así, la inteligencia artificial no serviría solo para liberar a los profesionales de esta labor y permitir que centraran sus esfuerzos en otras: mejoraría la atención que se le da al paciente.
Imágenes: Asian Development Bank, Zenia Núñez